Razas de nuestro tiempo: el futbolista

Les cuento tal cual pasó. Sin inventar nada. Real como la vida misma. Una de la tarde, en una maravillosa playa de Islantilla (Huelva). A punto de probar el agua, mientras nadie me ve, sintonizo Radio Nou en el móvil para escuchar Grada Nou. Y oigo como Josep Rovira advierte de una rueda de prensa delirante y denigrante de un futbolista del Valencia, el francés Jeremy Mathieu. Ya saben lo que vino después.

Cinco horas y un buen tirón de orejas después, vuelvo a escuchar al mismo futbolista diciendo todo lo contrario. ¿Hola? ¿Acaso es una demostración de fuerte personalidad? ¿O estamos todos locos y estos tíos se ríen todos los días de nosotros? Lo segundo, no lo duden.

No me gusta generalizar pero lo voy a hacer. El futbolista es un ser peculiar. Un individuo que pierde la noción de la vida y del sentido de las cosas desde los 20 años hasta la retirada. En ese periodo se besan escudos, prometen amor por unos colores, afirman que son elegidos y viven en un mundo imaginario en el que deben ser tratados como dioses. En definitiva, se vuelven los seres mas imbéciles del mundo. Y a eso contribuimos todos. Periodistas, aficionados, todos. Y ellos siguen en su mundo de fantasía.

No son consciente, por desgracia, de que son un espejo donde se miran demasiados jóvenes y no tan jóvenes. No son conscientes de que, en un año de trabajo, si trabajo, ganan mas que la mayoría de socios en toda la vida. Tampoco del influjo que supone ser ‘lo mas importante’ para una parte muy amplia de la sociedad.

Si yo fuera Mathieu, que no lo soy, sentiría vergüenza, mucha vergüenza. Pero creo que él no piensa lo mismo. Quizá porque parece que vive en otro planeta o quizá porque, tras cuatro años en Valencia, es incapaz de articular dos palabras con sentido en castellano. Insisto: seres peculiares. Luego llega Guaita y, por no jugar un partido, mueve Roma con Santiago para marcharse. ¿Estamos locos o me he perdido algo?

Dos cosas para que nadie vea nada raro. El francés me parece un pelotero magnifico y el portero mejor que Alves, pero es verdad que el brasileño ha estado sensacional en pretemporada y se ha ganado el puesto. Al final, uno intenta entender y aceptar normas que todos defendemos… pero es imposible. Llevamos pidiendo valencianismo al equipo toda la vida: sí, los jugadores de la tierra son importantes. Pues este año al eterno capitán Albelda no se le renueva; el hombre que besaba el escudo y era el nuevo murciélago, Soldado, se marcha a Inglaterra; y el tercero, Guaita, a las primeras de cambio también se quiere marchar. ¡Fichemos profesionales y dejemonos de tonterías!

Por cierto… Lo único bueno de todo este ‘merder’ es que, cuando se retiran, la mayoría de futbolistas vuelven a ser personas. No todo podía ser malo.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista Radio Nou

Ir arriba