Reivindicando el deporte femenino

En el momento en que escribo estas líneas, la selección de waterpolo femenino ha ganado la medalla de oro en los Mundiales de Barcelona. La primera medalla de oro del waterpolo femenino en su historia y la primera vez que un anfitrión se alza con la victoria final en dicha modalidad. Ésta es la undécima medalla de la delegación española en la competición. Todas son de mujeres. Quizás ande usted un poco sorprendido, así que me tomo un momento para sorprenderle todavía más: no es la primera vez que las chicas nos “salvan el culo”. Acuérdese de las guerreras del balonmano femenino o de la radiante Mireia Belmonte en Londres.

El deporte femenino siempre da la cara en las grandes citas. Siempre, sin fallar. Y lo único que obtienen a cambio es un momento de gloria para volver al más oscuro de los olvidos. Ese olvido al que se ven sometidas todas aquellas deportistas que durante todo el año pasan dificultades o que incluso ven a sus equipos desaparecer.

Nos hemos enterado lo justo de los problemas de Mireia Belmonte, que nos deslumbró en los JJOO de Londres, para entrenar. Desaparecen equipos de baloncesto femenino año tras año y el fútbol femenino se ve sometido al desprecio y el maltrato por parte incluso de los propios clubes, como ha sido el caso del Valencia C.F. Feminas hasta la llegada de Amadeo Salvo. Y de todas ellas aún sabemos algo durante el transcurso del año. Del resto no tenemos tanta suerte. No sabemos absolutamente nada de ellas.

¿Por qué? ¿Por qué no hay absolutamente nadie que nos informe de lo que hacen todas esas campeonas durante el resto del año? ¿Por qué este desprecio al deporte femenino? Personalmente, me toca la moral ver cómo se habla de fútbol durante la mayor parte de los periódicos en papel y digitales. Y cómo se habla de casi cualquier cosa antes que de deporte femenino, que es el que más merece nuestra atención para entrar en el foco mediático y poder subsistir sin necesitar de milagros y juegos malabares año tras año.

Muchas deportistas no pueden vivir exclusivamente del deporte que practican y muchos equipos desaparecen año tras año, provocando que aquéllas con un mínimo de calidad tengan que buscarse la vida fuera de nuestro país como es el caso de gran parte del equipo que ha sido campeón del Eurobasket Femenino en Francia.

Mi pregunta es: ¿por qué sólo se habla de ellas ahora que ganan? ¿Por qué no hablar el resto del año para que tengan mejores medios para entrenar? ¿Por qué no buscar mayor publicidad para que nuestros mejores talentos crezcan aquí y no fuera?

Les recomiendo que reflexionen y vean que el deporte femenino es, como mínimo, igual de bonito que el masculino y que no merece tal discriminación ni desprecio.

 

Jordi Vendrell (@Vendri_7)

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