La directiva del Levante que se trasladó a Pamplona, encabezada por Quico Catalán, recibió al ex atacante del Levante a las puertas del estadio. El presidente granota le ofreció que se sentara en el palco de autoridades, pero el ex futbolista prefirió sentarse en la grada. Acompañado por su mujer y su hijo, Serafín recibió un calido recibimiento sobre todo de uno de los consejeros, el padre del máximo mandatario, Pedro Catalán.
Aquel equipo, que este años ha cumplido cincuenta años desde que subió a la categoria de oro, es uno de los más venerados de la historia granota. Todo buen aficionado e historiador granota recuerda de “carrerilla” la mítica alineación: Rodri, Balaguer, Céspedes, Pedreño, Calpe, Camarasa, Castelló, Quique. Vall, Currucale, Wanderlei, Domínguez y Serafín. Un equipo basado en el esfuerzo y la calidad. Ya ha pasado mucho tiempo, pero en los tomos de la historia granota quedan grabadas a fuego las palabras del presidente del Levante, Eduardo Clérigues, que se dirigió a sus jugadores y les dijo: “Os exijo que lo deis todo por el ascenso”.