Una goleada ‘made in’ Mestalla

Tras lo visto esta noche en el coliseo valencianista, Djukic y los jugadores del Valencia deben estarle más que agradecidos a los casi 40.000 espectadores que llevaron en volandas al equipo en una noche que, en la previa, tenía todas las papeletas para acabar como una tragedia griega.

Pero fue una fiesta, amenizada con samba brasileña y tango argentino, con los goles de Jonas y la magia de Fede Cartabia, nuevo ídolo de una hinchada valencianista que acabó rendida a los dos grandes portagonistas de una velada cien por cien valencianista, cien por cien Mestalla.

Pocas veces sentirá el cariño de una grada un equipo en un estado de forma tan crítico como el Valencia, que tres días antes le había dado veneno a la grada, pero que contra todo pronóstico recibió todo el aliento posible de su gente, que cantó y animó con el alma en la garganta, como reza una de las canciones con las que la Curva Nord Mario Alberto Kempes anima en cada encuentro.

Ellos fueron los primeros en creer desde la salida al campo de los jugadores. Mosaico en su sector y una frase muy directa: “Un sentimiento que jamás podréis borrar”. Quedó bien claro que pasara lo que pasara sobre el césped el amor por unos colores, los de Valencia, nunca se podrán poner en duda. Ni los de ellos ni los de Djukic, sufridor como uno más en el estadio.

Al serbio se le vio igual de reflexivo en la banda que en otras ocasiones, pero en claro contraste con Unai Emery en su regreso a Mestalla. El técnico del Sevilla, como ya lo era aquí, es todo nervio en la banda mientras no deja de gesticular ni un solo instante. Pero él fue la excepción, porque ni tan siquiera en el palco de autoridades, repleto de VIPS y personajes curiosos como Quique Pina, presidente del Granada que en tres días recibirá al Valencia en su tierra, hubo atisbo de euforia o desesperación conforme avanzaba una ‘final’ para el primer proyecto deportivo de Amadeo Salvo.

El presidente, feliz y muy hablador en el descanso mientras su equipo ganaba por la minima, cambió el rictus con el empate del Sevilla, pero acabó la jornada fumando y riendo como un aficionado más tras el pitido final. Fue una alegría compartida por los ex presidentes Paco Roig, Pedro Cortés y Jaume Ortí, el ex campeón del mundo de motociclismo Jorge Martínez Aspar, el piloto Héctor Faubel y ex futbolistas del Valencia y actuales miembros de la Academia, Angulo y Rufete, aguantándose los nervios desde un palco de autoridades más satisfecho que nunca. Todos ellos son valencianistas de pro, y la noche acabó derivando en una fiesta completa para todos los amantes de este club.

Incluido Braulio Vázquez, director deportivo que sufre cada derrota como si estuviera sobre el césped, que desprendía preocupación antes del inicio –y menos mal que no oyó los gritos de algún aficionado que le pedía a Salvo su destitución- pero que se marchó a casa aliviado, satisfecho y, porque no decirlo, con algún que otro kilo de menos por el estrés acumulado.

Pero el partido, la victoria y el renacimiento del proyecto de Miroslav Djukic fue una simbiosis casi perfecta entre grada y equipo, como reflejó el segundo gol de Jonas. El brasileño lo celebró con un conocido en la grada, fuerte abrazo que sintió todo el estadio y que fue la imagen más representativa de una noche de amor, donde se cantó «Djukic, Djukic» y «Así si» para poner el punto y final a una cita muy distinta a la del pasado jueves.

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