Bravo, doña Gabriela

EDITORIAL. Los presupuestos de la esperanza

Los presupuestos de la esperanza. Compromís, PSPV-PSOE y Podemos lo han hecho realidad. Antes de finalizar el año, y frente a demasiadas voces que anunciaban una posible prórroga que aplazaría el tema hasta el próximo año, consiguieron aprobar ayer, ante un metódico y rotundo «no» de los socios opositores Ciudadanos y Partido Popular, los presupuestos de la Generalitat Valenciana para 2016.

No son unos presupuestos más. Son los presupuestos del cambio. Por fin, veremos al laborioso nuevo Consell trabajar con libertad y sin ataduras de ejercicios anteriores. Contemplaremos, ahora sí que sí, el rumbo de un nuevo gobierno que lucha cada día por cambiar las cosas. Ya no valdrán los comentarios que quieran enlucir la herencia recibida. Ahora, los del Pacto del Botánico ya tienen entre sus manos unas cuentas que les permitan funcionar como desean.

Ahora, toca seguir peleando. La Comunitat Valenciana requiere de un nuevo sistema de financiación que nos devuelva a los valencianos y valencianas nuestra condición de ciudadanos de primera. Actualmente, no sabemos determinar si estamos en una tercera o cuarta categoría, pero, desde luego, no podemos seguir viviendo como pobres y pagando como ricos.

La esperanza reside en un gobierno autonómico que rema en una misma dirección, ayer se demostró. Las directrices son claras y se basan en el legítimo ánimo de hacer avanzar al pueblo valenciano, por una línea de progreso, que garantice que las cosas no vuelvan a funcionar desde criterios de derroche, malversación o amiguismo, como ha venido ocurriendo, desgraciadamente, durante la última década.

Valencia no es la tierra de la corrupción, sino la casa de los valientes. Ya tocaba disponer de unos gobernantes que realmente creyeran en ella, así como en sus potencialidades. Se hacía necesario un gobierno que trabajara por y para las personas y, sin ánimo de precipitarnos, es justo reconocer que el panorama pinta muy bien.

Ahora, presupuestos en mano, toca trabajar «de bó». No hay excusas. Trabajemos todos juntos, Consell incluído, para hacer de la Comunitat Valenciana una tierra en la que merezca la pena vivir. Solo depende de nosotros. No esperemos que vengan de fuera a solucionarnos la vida porque, está visto y comprobado, que los valencianos siempre hemos sido grandes por méritos propios. Nadie nos ha regalado nada.

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