Bravo, doña Gabriela

El Arzobispado de Valencia pone cordura en la polémica por la celebración del 9 d’octubre

No fue ninguna sorpresa que el alcalde de Valencia, Joan Ribó, anunciara, al poco de tomar posesión, que la Real Senyera no entraría en la catedral el 9 d’octubre. No se escondió en campaña electoral, ni tampoco en los cuatros años que pasó en la oposición municipal. De hecho, y a pesar de solicitar en este tiempo ser uno de los portadores de nuestra bandera, se lo negó la exalcaldesa Rita Barberá aduciendo la entonces primer edil que o todo, o nada, es decir, que si llevaba la Senyera debía entrar en el Te deum. Como es sabido, y a pesar de que en su juventud militó en movimientos cristianos de base, Ribó insistía en querer separar la vida política y pública de la religiosa y pedía que fuera otro el concejal que entrará nuestra enseña en la catedral, para luego, volverla a portarla él. Barberá nunca admitió esta posibilidad y ahí quedó la cosa.

Y en estas vino el cambio político en el Cap i casal. Ahora es Ribó quien tiene la sartén por el mango y antes del verano ya se reunió con monseñor Cañizares, el arzobispo de Valencia, para comunicarle su idea respecto a cómo debían ser los actos que organice el ayuntamiento en el 9 d’octubre. Desde entonces se ha ido caldeando la cosa entre partidarios de que la bandera de todos los valencianos entre al Te deum y detractores. Y cuando parece que todo apuntaba a la procesión cívica podía suponer un cisma social -otro más-, Cañizares hace saber que se estaría planteando que el Te deum se celebrara con anterioridad a los actos oficiales. Así, según dice monseñor, los ciudadanos que quisieran podrían acudir a los dos actos, podrían hacerlo. Aquí paz, y después gloria, porqué además de buena voluntad, se aprecia cordura en la iniciativa de Cañizares, posiblemente la cualidad que más nos viene faltando últimamente a todos los valencianos.

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