Bravo, doña Gabriela

Joan Ribó no entiende de transparencia o no quiere entender

Joan Ribó no entiende de transparencia o no quiere entender. Así lo explica, que no con poca razón, el concejal del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Valencia, Félix Crespo, que ha denunciado que, durante los últimos meses, su formación ha ido solicitando expedientes administrativos, y documentación relacionada con la celebración y contrataciones menores de eventos y contratación de personal para la realización de los mismos, tanto a la Concejalía de Fiestas como a la Presidencia y Secretaría General de Junta Central Fallera, y no ha recibido «ningún tipo de contestación ni explicación».

A cambio de respuestas, instituciones encabezadas por personajes tan ilustres del aclamado “movimiento del cambio” como Joan Ribó, alcalde de Valencia o Xavi Rius, diputado de Cultura en la Diputación de Valencia, por poner algunos ejemplos, carecen total y absolutamente de una voluntad política de ser transparentes, más allá de palabras vacías y alegatos que, si bien están repletos de contenido, no fundamentan una transformación real y absoluta. Eso de convertir las instituciones en transparentes como el vidrio en la práctica no se refleja.

Seguimos sin saber cuáles han sido los criterios por los que se seleccionó a Vicent Flor para estar al frente de la antigua Institució Alfons El Magnànim, actualmente con un nombre mucho más acorde con ese “cambio” que proponen este tipo de (¿nuevos?) políticos; o cuánto costaron los autobuses puestos a disposición por la Diputación de Valencia para acudir a la Marcha Contra la Violencia de Género del pasado año, por supuesto, a la que dimos cobertura y apoyamos desde nuestro grupo mediático, en una firme condena a cualquier tipo de violencia machista.

Es triste ver a algunos de los que pelearon por derrocar a gobiernos establecidos durante varias décadas convertidos en aquello que criticaron. Si hubo mala praxis política anteriormente, como ellos mismos denunciaron, que se cambie la forma de proceder. Pero jugar a ser transparentes, sin dotar a la oposición de su condición fiscalizadora, no es lo que esperaban de ellos sus votantes, desde luego. La ciudadanía se está cansando.

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