Bravo, doña Gabriela

La hora de la verdad

Llega la hora de la verdad para la CUP. Ya puede uno decir por activa y por pasiva que no va a tomar una decisión favorable en torno a un tema concreto que, llegados a esta hora de la verdad, donde dije digo, veremos si digo Diego. Es terrible.

A todos las personalidades de la CUP se les ha llenado la boca criticando los tejemanejes de los políticos de la burguesía catalana y autoconcediéndose el título de partido anticorrupción, desde hace meses, en lo medios de comunicación. Sin embargo, al llegar a este punto, a esta hora de la verdad, la CUP ya no saben ni lo que son porque nunca esperaron ser nada más que los niños rebeldes del Parlament de Catalunya. Si no saben decidir si entregar el bastón presidencial al que se supone que es su enemigo número uno, a pesar del famoso abrazo entre David Fernández y el Molt Honorable 2.0, imagínense si cogieran el bastón de mando. Desastroso.

Pues nada, llegados a la hora de la verdad, después de tener que tragarnos que los empates matemáticos existen en una votación de más de 3.000 personas, ahora resulta que nos tenemos que creer que en la CUP están apurando hasta el último momento la decisión y que este domingo verán si existe la posibilidad de que el peor presidente autonómico en esta legislatura, con los datos en la mano, revalida o no su estancia en el sillón, tras cuatro años estériles, sin más gobierno que las ansias de sacar a Cataluña de España.

Cuatro años de neoliberalismo extremo y de recortes, con los que se supone que la CUP no está de acuerdo. Cuatro años de ocultar los casos de corrupción tras la cuatribarrada, con la que se supone que la CUP no quiere que se eche el velo sobre las maldades de Pujol. Cuatro años sin fundamento mayor que el establecimiento

¿Qué más se supone que tienen que pensar para decir no? ¿Realmente buscan su idílica República Catalana con este sinvergüenza como President?

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