Así lo ha indicado el presidente de la fundación, Federico Félix, en un artículo en el que aunque reconoce no ser partidario de «lanzar las campanas al vuelo», se ha mostrado convencido de que esta infraestructura «estará en 2015 en Castellón y Valencia y en 2016 en Alicante».
Justifica este optimismo en que «hasta el momento todos los compromisos adquiridos con nuestra tierra por los actuales responsables del Ministerio de Fomento se han cumplido» y en que «las recientes licitaciones y adjudicaciones de varios tramos del Corredor, unidas a las que en breves fechas vendrán, hacen que la infraestructura avance de forma imparable».
Federico Félix resalta que la ministra del ramo, Ana Pastor, es «una mujer de palabra» y asegura que la ejecución del Corredor «está en un punto de no retorno por la irracionalidad económica que supondría o bien paralizarla o bien distanciar en el tiempo la ejecución de los tramos restantes de la obra, lo que impediría rentabilizar importantes inversiones».
Así, recuerda la necesidad del país de impulsar las exportaciones y estimular nuevas actividades, para lo que el eje mediterráneo «es el proyecto de mayor impacto económico y social» que España tiene ante sí «porque contribuirá a generar nuevas actividades de alto valor añadido» que alimentarán el cambio de modelo productivo.
Dado su valor estratégico y su alcance comunitario, prosigue la asociación, aboga por conseguir que esta inversión «no compute en el cálculo del déficit público español» para Bruselas, según informa EP.
Rentabilidad de la Inversión
«Aunque somos conscientes de que la situación económica del país exige una política de austeridad pública, y esto trae consigo el que algunas inversiones deban dilatarse algo más en el tiempo, el principio de rentabilidad e impacto económico de las inversiones, defendido claramente por la ministra Ana Pastor debe ser la principal guía de la política pública en esta coyuntura económica», sostiene.
Para Pro-AVE, la alta velocidad desde Alicante a Tarragona, «situada en el triángulo de oro de los ferrocarriles españoles», es la inversión más rentable que queda por hacer en la red española y, además, «permitiría liberar la actual línea para el tráfico de mercancías, desplegando todo el potencial de crecimiento de tráfico portuario y ferroviario», ampliando la red básica europea.