Carlos Fabra, provocador hasta el final

Carlos Fabra se conoce como nadie la frivolidad con la que se mueven los medios de comunicación, la habitual reacción lineal de los líderes de su partido ante cualquier provocación y hasta qué es lo que más gusta al electorado contrario y al afín. Y como lo sabe, actúa cuándo y cómo quiere para la galería que asiste al espectáculo político español.

Esta semana ha aprovechado su última comparecencia pública con birrete institucional (comida de prensa de la Cámara de Comercio de Castellón de la que ha tenido que dimitir como secretario general) para montar un número y ponerlos a todos a hablar de Fabra, Carlos.

Igual podía haber dicho que pide el voto para el PP que lo contrario. O que Moliner es su amigo o que lo desprecia. Tenía que decir algo para demostrar que cuando habla ocupa titulares y todos le bailan el agua. Carlos Fabra ya era un provocador cuando de joven paseaba Castellón con un Mini. ¿Cómo no lo va a ser ahora si sabe qué lo qué diga llamará la atención?

Por supuesto que no conoce a Moliner. No conoce a este Moliner. Conoce al que dejó como heredero en un testamento precipitado, pero no a este Moliner que está borrando con tipex todo lo que dejó atado y bien atado Carlos Fabra. Hasta ha osado poner en tela de juicio la continuidad de Esther Pallardó como vicepresidenta de la Diputación de Castellón. No sabe en qué terreno fangoso se ha metido Moliner. Fabra no olvida.

Carlos Fabra sabía lo que decía cuando anunciaba que igual no volvía a votar al PP. Le trae al pairo el tema. Pero sabía que esa frase provocaría una pregunta a Alberto Fabra y que este se vería en la obligación de decir que muy mal y, por lo tanto, vuelta a verse enfangado el Presidente en el lío. Carlos Fabra sabe de su partido y sus antiguos colegas más que el CNI y Google juntos.

Y de lo que más sabe, porque lo ha sufrido y disfrutado, es de cómo reaccionan los medios de comunicación cuando él habla. Lo ha mamado en su casa desde que era chiquito. Es como si tuviera una red social para él solo, porque lo que diga de inmediato es multiplicado exponencialmente. ¡Que maravilla para cualquier político! ¡Y qué maravilla para quien quiere ocupar el centro del escenario!

Así que Carlos Fabra insinúa lo de Moliner, provoca una reacción forzada de Alberto Fabra y escucha su nombre mil veces en todos los altavoces españoles. ¿Qué más podía pedir Carlos Fabra, condenado a cuatro años de prisión por fraude fiscal? Es un viral en si mismo, sin necesidad de utilizar Youtube.

Habrá que estar atentos a la pantalla. Porque Carlos Fabra ahora se queda sin púlpito oficial. Pero apuesto que no pasarán semanas sin que vuelva a marcar la agenda de su partido, las páginas de política y hasta los sueños de Moliner. Es una cuestión de raza, aunque en declive por sus propias hazañas bélicas.

Ir arriba