Chaladuras de una CiU en caída libre

Si la confesión a finales del pasado mes de julio del ex President Jordi Pujol en la que reconocía la existencia de una importante fortuna en Andorra no declarada a hacienda ha supuesto un duro golpe al President de la Generalitat, Artur Mas, y su partido, Convergència i Unió (de momento, la querella presentada contra el ex President le imputa hasta siete delitos y un montante defraudado de 18 millones de euros obtenidos presuntamente como consecuencia de las comisiones recibidas a cambio de adjudicaciones de contratos), los últimos movimientos de la formación demuestran que la federación ha perdido el norte definitivamente.

Y es que el Ayuntamiento de Barcelona, cuyo alcalde es el convergente Xavier Trias, volcado con el proceso soberanista, la ha vuelto a liar en la organización de la “Cursa de la Mercè”: todo aquel que desee participar en el evento, previsto para finales de septiembre, deberá escoger entre la nacionalidad española o la catalana en el desplegable de la inscripción que necesariamente ha de rellenarse en la página web del consistorio catalán. Ya lo ven, no será posible que aquel catalán que se sienta igualmente español, pueda inscribirse correctamente en la popular carrera. Lo grave de la situación no sólo es que la barbaridad se perpetre por una administración pública, es decir, con el dinero de todos los contribuyentes, sino que nadie haya movido un dedo para impedir un trato discriminatorio que puede incluso ser delictivo.

Pero las chaladuras no acaban ahí. Cataluña, como ya hicieran en el pasado (ahora ya no) los países africanos Gabón, Haití, Costa de Marfil, Tanzania y Zambia, ha decidido reconocer a Biafra como estado independiente de Nigeria, o al menos así se desprende de la inauguración de la “embajada” de dicho territorio en Barcelona, pese a que no puede establecer relaciones ni inaugurar sedes diplomáticas. En el acto, en el que participaron el director general de inmigración de la Generalitat, Xavier Bosch, y Àngel Colom, secretario de inmigración de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y presidente de la Fundació Nous Catalans (con la que Convergència trata de sorber el seso a los inmigrantes y alistarlos en la causa por el independentismo), se brindó “por la liberación de Cataluña y la restauración del Estado de Biafra”.

No agradó sin embargo a los independentistas catalanes que el director de Radio Biafra, Nnamdi Kanu, manifestara que Barcelona estaba en España. Si a todo esto le añadimos la crisis interna que existe en el seno de la federación entre aquellos que son partidarios de la independencia y aquellos que no, así como las discrepancias en torno al proceso soberanista entre las formaciones que la componen, Convergència Democràtica de Catalunya y Unió Democràtica de Catalunya (UDC), que provocaron la dimisión de Josep Antoni Duran i Lleida como Secretario General de CiU, la debacle de la federación está servida y ya se habla incluso de elecciones anticipadas. Unas elecciones (anticipadas o no) en las que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) será la clara vencedora gracias a CiU, que la he hecho prácticamente todo el trabajo.

Si en vez de a estas gilipolleces, y a otras como las “embajadas” catalanas en el extranjero, o las subvenciones para promover la independencia y los aberrantes “Paísos Catalans” en la propia Cataluña, la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, se hubieran dedicado los millones de euros a mejorar la calidad de vida de los catalanes, quizá CiU volvería a ganar las elecciones en Cataluña y recuperaría el respeto que ya nadie tiene a la formación.

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