Conexión ciudadana

 

Había expectación, mucha, por ver cómo respondía la sociedad valenciana ante la presentación de la Plataforma Movimiento Ciudadano en Valencia, en lo que era una prueba de fuego para comprobar si la formación se puede convertir definitivamente en la elongación nacional de la ya tercera fuerza política de Cataluña, Ciutadans.

Más de 800 personas abarrotaron el auditorio de Feria Valencia el pasado sábado, y algo más de un centenar se quedó a las puertas, para respaldar el proyecto político de un líder, Albert Rivera, que ha conseguido algo diferente a lo que nos tienen acostumbrados los políticos actuales. Es decir, a conectar con la ciudadanía.

Porque ese es el gran valor añadido de  Movimiento Ciudadano respecto a otros partidos, al menos por el momento, ser una formación cercana, sin estridencias, abanderando la humildad por montera, y sobre todo muy participativa. Unos valores que echa de menos la sociedad de nuestros días y que Rivera, de momento, ha sabido encarnar a la perfección.

Bien es cierto que es pronto, muy pronto, para hablar de un futuro líder sólido, o de una formación, que llegado el caso, sea capaz de tomar las riendas del poder con esa humildad, pero con la firmeza necesaria que exigen unos tiempos muy duros donde cada decisión política se mira con lupa por la oposición, la ciudadanía, y las autoridades europeas.

Ante este panorama de desasosiego la irrupción de un proyecto fresco como el de Movimiento Ciudadano es precisamente eso, una bocanada de oxígeno para una sociedad hastiada de tanta corrupción, falta de rumbo, carisma y solidez de sus actuales líderes políticos.

Por eso, Rivera puede recoger el testigo de los modelos de liderazgo firme del pasado, pero con unas señas de identidad muy en sintonía con la evolución social del siglo XXI, al que sin embargo todavía le queda un largo trayecto político.

El acto de Valencia ha sorprendido a sus organizadores, pero no ha sido una excepción respecto a los dos que también ha celebrado la plataforma hasta la fecha en Barcelona y Madrid, con un éxito similar.

Estos éxitos se convierten en el embrión de una gira, que tal y como ha adelantado el propio Rivera, llevará a la plataforma en 2014 a recorrer numerosas ciudades españolas, en un claro intento por consolidar el proyecto nacional de Movimiento Ciudadano.

De momento, Rivera ha dejado claro el papel clave de la Comunidad Valenciana para su formación, y por ello destacó que ojalá los valencianos tengamos un día su opción política en una convocatoria electoral, lo que se traduce en una clara apuesta de crear una estructura permanente al menos, en las tres capitales de provincia. Y a tenor del respaldo popular, no parece que esa opción no vaya a ejercerse con una cierta celeridad.

Valencia, la Comunidad Valenciana, siempre ha sido clave en los procesos de ascenso de los partidos políticos en España, y por ello, Rivera y su equipo tienen clara la capacidad de la formación para implantarse en una región ahogada por la crisis económica y el descrédito de sus dirigentes.

Es por tanto, territorio estratégico para Movimiento Ciudadano, pero aún así la formación de Rivera debe tener mucho ojo, porque un error en la elección de los candidatos, tanto para el Ayto. de Valencia, o en las listas autonómicas o locales, puede echar al traste todo el trabajo realizado.

Antonio Asunción, el ex ministro socialista será uno de los nombres fuertes de la plataforma en la Comunidad Valenciana, de hecho ya lo es, como ha demostrado en su presentación, así como el cantante Francisco, que también ha mostrado públicamente su respaldo.

Sin embargo, no se engañen. Ni uno ni otro deben encabezar las listas valencianas por muy conocidos que sean por estos lares. Entre otras cosas, porque no reúnen la esencia de lo que mostró Ciudadanos en su acto de Valencia, y que transmite perfectamente el propio Rivera.

Es decir, gente bien formada, con profesiones reconocidas como oficio, y cuyo objetivo claro no es vivir de la política. Por eso, participaron en el acto de Feria Valencia desde abogadas como Carolina Punset, pasando por consultores políticos, escritores, o analistas, lo cual libera a estos posibles mandatarios del futuro a las ataduras del sillón que la ciudadanía exige erradicar para que se produzca una verdadera regeneración política.

Por eso resulta perfecto que Asunción o Francisco formen parte del proyecto, por su gancho popular, como es el caso también de Toni Cantó en UPyD, Pero una cosa es buscar el impacto mediático y otra muy distinta es la gestión del día a día que demuestre su eficiencia y se venda de manera real a la ciudadanía cuando se dirigen las riendas del poder.

Ni más ni menos que lo que exige la sociedad de nuestros días. Por eso, Movimiento Ciudadano puede ser una realidad a corto plazo. De momento, ha conseguido enganchar a mucho votante desencantado del PP, y además ha conectado solventemente con una franja de edad entre los 30 y 50 años, lo que equivale a mostrarse como un proyecto capaz de atender las demandas de una sociedad, que por franja generacional, está llamada a mover las riendas de España durante las próximas décadas.

Ahora su reto es conseguir el retorno a la política de los jóvenes, una de las franjas más castigadas por la crisis, en un momento donde la desconexión entre ambos segmentos alcanza cifras insostenibles que pueden poner en peligro el futuro del equilibrio democrático en España.

Por ello, de nuestros políticos depende, de los actuales, y sobre todo de los futuros, de cambiar las cosas. De impulsar realmente una regeneración política, social y democrática que permita la recuperación de la confianza de los ciudadanos hacia sus dirigentes.

El proyecto liderado por Albert Rivera es hoy en día solo eso, un proyecto, a excepción de Cataluña, donde batiéndose el cobre en un territorio hostil para un partido que defiende la unidad de España y la libertad de prensa y expresión, coartada de manera escandalosa por el PP, ha sido capaz de superar a siglas consolidadas con un mensaje de unidad, transparente y humilde.

Movimiento Ciudadano podrá cuajar o no en un partido nacional, pero su modelo se ha convertido de momento, en el gran estilete capaz de satisfacer la regeneración de cambio que exige la sociedad civil española.

Ir arriba