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Día internacional de la democracia

La Asamblea General en su resolución A/62/7 (2007) alentó a los gobiernos a fortalecer los programas nacionales dedicados a promover y consolidar la democracia y también decidió observar el Día Internacional de la Democracia el 15 de septiembre de cada año. El tema escogido para el 2014 se centra en los retos y oportunidades que conlleva una mayor implicación de los jóvenes en los procesos democráticos, bajo el título “Participación de la Juventud en la Democracia”.

Los datos son del todo elocuentes. Una quinta parte de la población mundial está compuesta de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 25 años, aumentando ese porcentaje en los países menos desarrollados. En España son más de 5 millones los jóvenes de esa muestra demográfica y más de medio millón en nuestra Comunitat, el 10’74 % de la población.

Los estudios ponen de manifiesto cada vez con mayor contundencia la falta de sintonía de esa población joven con la política. Una desafección que socava los cimientos del propio sistema, ya que afecta al presente y al futuro, a la propia base sociológica conformada por una juventud que debe garantizar un futuro mejor para todos. Y ese mal endémico se da tanto en las democracias consolidadas como en las emergentes.

Así, estamos asistiendo a una ola reivindicativa de una juventud que pide explicaciones y respuestas a un sistema en el que no se sienten representados. El aumento de movimientos juveniles en ese sentido, a lo largo y ancho del orbe, que demandan cambios democráticos en muchos países, es un serio toque de atención para unas élites sumidas en un torbellino de datos y cifras, de un lenguaje frío e ininteligible que las distancia cada vez más de aquellos que deben aportar esa frescura para regenerar un sistema enfermo. La aparición de nuevos canales de comunicación, que en manos de esas nuevas generaciones tecnológicas son verdaderas armas de acción política, nos dan una idea del alcance y proyección de alternativas que buscan deconstruir un sistema para levantar otro por vías no convencionales.

Para las Naciones Unidas el Día Internacional de la Democracia proporciona una oportunidad de examinar el estado de la democracia en el mundo. “La democracia es tanto un proceso como una meta, y sólo con la plena participación y el apoyo de la comunidad internacional, los órganos nacionales de gobierno, la sociedad civil y los individuos puede el ideal de democracia tornarse en realidad para ser disfrutado por todos, en todos lados”. Todo un reto en estos momentos en que la realidad internacional está convulsionada, otra vez, por nacionalismos extremos y fundamentalismos radicales. Una delgada línea roja que vuelve a marcar los límites de la convivencia, la paz y la libertad en el mundo.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General en 1948, proyectó claramente el concepto de democracia declarando “que la voluntad del pueblo será la base de la autoridad del gobierno”. La Declaración especifica los derechos que son esenciales para una participación política eficaz. Y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966) vino a establecer la base jurídica de los principios de la democracia con arreglo al derecho internacional.

Dediquemos hoy unos momentos para la reflexión. El tema lo merece. Si bien la Carta de las Naciones Unidas no incluye ninguna mención de la palabra “democracia”, las palabras iniciales de la Carta, “Nosotros los Pueblos”, reflejan el principio fundamental de la democracia: la voluntad del pueblo es la fuente de legitimidad de los Estados soberanos y, por consiguiente, de las Naciones Unidas en su totalidad. Pensemos qué podemos aportar cada uno de nosotros para mejorar ese valor universal e indivisible para que los derechos humanos y las libertades fundamentales sean respetadas, promovidas y se cumplan, permitiendo que las personas vivan con mayor dignidad en cada rincón de este planeta.

Feliz #DíadelaDemocracia.

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