El camino, la innovación

Lo ha dicho el conseller Buch, pero la cuestión no puede ser más evidente. No sólo Valencia, también la economía española no tiene otra vía que la de la innovación. España, y en ella Valencia, no puede competir exportando horas de trabajo. Nuestros salarios son demasiado elevados respecto la productividad, como para tratar de competir simplemente con manufacturas intensivas en trabajo; se requiere incorporar tecnología que, por un lado haga nuestro trabajo más eficiente y por otro, diferencie nuestros productos de los producidos por nuestros competidores.

La conformación de un polo de innovación internacional, en la que el sector privado se desenvuelva en la innovación adecuada, supondría un buen paso para una economía más sólida, capaz de iniciar la recuperación que la Comunidad y la propia España necesitan. Valencia tiene, además, un capital humano y un conocimiento amplio y profundo en determinados sectores productivos, en los que hemos sido exportadores clásicos, que son de extrema utilidad en los momentos de relanzamiento.

No empezamos desde cero. El conocimiento exterior de los sectores en los que fuimos líderes, es un activo importante a la hora de promover un nuevo desarrollo industrial. Se trata de ahondar en el futuro desde el presente. Se trata de recuperar el tiempo perdido en actividades especulativas, para creer en lo que se es y en las potencialidades que el mercado nos ofrece. La alerta empresarial es imprescindible para iniciar ese nuevo camino en un momento crucial de nuestra economía: la economía valenciana en busca del mercado global.

Atrás queda el tiempo en que el objetivo era abastecer las necesidades locales restringidas. Hoy, ese objetivo ha perdido sentido y virtualidad económica. Los costes de transporte y de distribución se han reducido en tal extremo, que la pretensión de suministrar como exclusivistas las necesidades de los más próximos, no pasa de ser una necedad. Al igual que éstos –los consumidores más próximos– se han abierto a los mercados mundiales, estos últimos –los mercados mundiales– también están abiertos a la iniciativa y competitividad valencianas.

Hay que asumir el reto de hacer lo que sabemos y hacerlo mejor que los demás. Quien mejor conoce un sector, es el más capacitado para saber cómo puede mejorarlo y relanzarlo, dando satisfacción a los mercados más exigentes.

Hacerlo o no hacerlo, depende de nosotros; no del sector público, sino del empresariado privado.

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