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El cincuenta aniversario de Singapur: un ejemplo a seguir

El cincuenta aniversario de Singapur: un ejemplo a seguir. La celebración el pasado sábado 9 de agosto del cincuenta aniversario de la constitución de Singapur como República soberana, me hace hizo plantearme, al rememorar la historia de este recientísimo y próspero Estado-ciudad –ahora vinculado a Valencia por lazos evidentes-, en qué podría servirnos de ejemplo.

 

Tomar ejemplo de naciones, regiones o ciudades que han superado con éxito problemas parecidos a los que padecemos nosotros, es un análisis tan productivo como el de estudiar nuestros errores pasados –para no volver a cometerlos- o errores cometidos por terceros en situaciones similares con la misma intención de evitarlos.

 

En el caso de Singapur estamos en presencia de un supuesto de gran éxito. Actualmente está en lo más alto del ranking mundial de competitividad y su PIB per cápita es de más de 42.000 euros anuales (el de España es de algo más de 22.000 euros anuales), teniendo un paro reducidísimo (entre un 1,8 y un 2 % según los meses en el último año), un muy alto nivel educativo y un modelo de convivencia entre etnias, lenguas y religiones (chinos, malayos, hindúes; inglés, mandarín, malayo y tamil; budistas, musulmanes, cristianos , sintoístas y otras religiones orientales).

 

Pero esto no siempre ha sido así, ni es fruto de la casualidad, sino de un esfuerzo colectivo y de un prodigio de gestión política y económica integradora, equilibradora y desarrollista.

 

En el origen de la actual República el porvenir era muy negro y nada hacía presagiar el despegue y estabilidad posteriores. La independencia plena se produce en ese año de 1965, no por una secesión instada desde Singapur, sino por la expulsión de Singapur de la Federación Malaya de la que formaba parte desde la independencia de la Gran Bretaña en 1957 y a la que aportaba aproximadamente una décima parte de su población, pero ocupando tan sólo 700 km cuadrados de los casi 330.000  de Malasia. Había una gran tensión étnica –pues las tres cuartas partes de la población de Singapur era de origen  chino y el resto casi por mitad de origen hindú y malayo- y una relación conflictiva entre Malasia y su gran vecino Indonesia.

 

Tras su segregación forzosa de Malasia -anunciada por el líder, y virtual creador del Singapur moderno,  el recientemente fallecido Lee Kuan Yew el 9 de agosto de 1965 en una atmósfera de preocupación y tristeza- el panorama era más que preocupante: una elevada tasa de desempleo, una situación internacional muy complicada, con déficit de vivienda en un territorio con alta concentración de población y muchas dificultades para afrontar un futuro en bienestar y paz social.

 

La tarea de construcción del nuevo Estado se desarrolló en varios frentes. El primero, base de casi todo lo demás –y de lo que debemos tomar ejemplo esencialmente-, lograr un desarrollo económico amplio y sostenible. Las líneas que tomaron fueron varias: potenciar el tráfico marítimo y el comercio internacional, aprovechando la ubicación estratégica de Singapur –un conjunto insular en el extremo sur de la península de Malasia con varios estrechos  muy frecuentados por las rutas marítimas de mercancías-, tanto en su aspecto de transacciones como de mercancías en tránsito, al socaire de este tráfico comercial generar un emporio financiero -que ha llegado a ser uno de los primeros del mundo-, pero también con una apuesta por el turismo, realmente impresionante,  y ello sin descuidar el aspecto manufacturero, para el que se promovieron zonas industriales de nueva creación, pues en 1960 era casi inexistente el sector industrial, y especializándose en nuevas tecnologías y en el ámbito energético de refinería petrolífera (uno de los más importantes del mundo).

 

En lo que más nos interesa a los valencianos, para tomarlo como referente, es quizás el del turismo, el comercio marítimo internacional  y el rearme industrial.

 

El turismo es nuestra pieza fuerte –en la que nada tenemos que prender y tenemos probablemente los mejores profesionales de la promoción turística y de los servicios turísticos- aunque alguna lección podríamos tomar, para el turismo interestacional, en aspectos como el turismo sanitario de calidad, en el que Singapur está bastante avanzado, o en la potenciación de las diversidades culturales y gastronómicas. Obviamente aquí  no podemos ofrecer la diversidad etnográfica de aquel lugar (con su Little India, Chinatown y Arab Quarter), pero sí podemos potenciar nuestros rincones y barrios de pescadores, el turismo rural  de interior con todas sus variedades (montaña, enológico, huertano) y poner en valor todo el patrimonio monumental –cultural e histórico- ya sea religioso, civil o militar  (castillos y fortalezas).

 

El turismo sanitario de hospitales especializados de alta tecnología es un campo abierto en el que nuestro excelente clima y atractivo lugar de residencia para el personal investigador y clínico, puede convertirnos en el Singapur del sur de Europa en este campo.

 

Respecto del tráfico marítimo, no tenemos, ciertamente, la posición estratégicamente privilegiada que tiene Singapur, ni siquiera en España estamos tan bien situados como el puerto de Algeciras. Pero sí tenemos una buena posición geográfica en el Mediterráneo y unas buenas –y esperemos tenerlas mejores- vías de comunicación con el interior de España y con el resto de Europa. De hecho, nuestro potencial en cuanto al tráfico de mercancías ha sido puesto ya en valor en el ámbito de los contendedores y todavía hay posibilidades de ampliación de este tráfico.

 

En la reindustrialización, no parece que tengamos posibilidades de imitar el modelo de crecimiento de Singapur en cuanto a la transformación de productos petrolíferos –pues la sensibilidad ambiental y paisajística aquí es muy grande y poco compatible con este sector-, pero en cambio sí que hay unas perspectivas interesantes en cuanto al terreno de las tecnologías y la electrónica en el que gozamos como ellos de un excelente capital humano con cada vez mayor preparación técnica.

 

Estos serían los aspectos más importantes en los que podríamos tomar ejemplo de este jovencísimo país que en cincuenta años y con las expectativas menos halagüeñas posibles emprendió su camino con decisión y buena dirección y ha llegado a las mayores cotas de bienestar y excelencia.

 

Otras cosas podríamos tomar prestadas de Singapur, como su sistema de protección social, combinando la política vivienda social, las sanidad y las pensiones (tres cuestiones en las que tenían en 1965 un déficit muy notable) y con un sistema combinado en el Central Provident Fund, o –y esto sería un avance muy notable- la práctica eliminación de la corrupción, que hace estar a Singapur en los puestos más altos del ranking de países por su menor nivel de corrupción (los tres primeros son ex aequo Dinamarca, Nueva Zelanda y Singapur, según la organización Transparencia Internacional), lo cual seguramente contribuye a la rating AAA.

 

Lo que decía al principio de esta artículo: un ejemplo y en sólo cincuenta años, ¿no podemos hacer un esfuercito?

 

Por Mariano Ayuso Ruiz-Toledo. Abogado, Director de Ayuso Legal

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