Jesús Montesinos

Europa está muy lejos para ir a votar

Desde hace tres o cuatro años la palabra Europa está presente en todas las conversaciones para bien o para mal. De solución como decía Ortega incluso ha pasado a ser problema. ¿Y si está tan presente en nuestras oraciones y bares por qué ahora la gente no se moviliza para ir a votar?

Hemos pasado de maldecir a la troika, pedir dinero para cualquier obra, admirar el europeísmo de los más avanzados, odiar a la jefa Merkel, mandar a regañadientes a nuestros hijos a Londres o viajar por cualquier capital europea; hemos pasado a querer ignorar que somos Europa y ahí se decide nuestro futuro.

¿Cómo es posible que del todo pasemos a esperar un 60 % de abstención en las elecciones europeas? ¿No nos importa Europa o no nos importan las elecciones europeas? ¿O no nos creemos a los políticos que concurren a las elecciones? De entrada lo que no me creo es que la ciudadanía española no tenga interés por Europa. Lo que ocurre es que nos han puesto Europa tan lejos que cuesta mucho ir a votar.

Repaso los argumentos:

1.- El discurso político español convierte a cada político/candidato en una unidad de poder capaz de las mayores proezas.

2- Cada político/candidato quiere demostrar su poder y promete, actúa o maldice solo como un favor al ciudadano, al que a cambio le pide que le entregue el voto.

3.- Eso provoca que cualquier campaña se centre sobre todo en los temas más cercanos, domésticos y populares para así demostrar el poder del candidato frente al ciudadano.

4.- No es que el español no tenga interés por Europa. Es que los políticos no le den ocasión de salir de la sombra del campanario. Perderían el poder sobre ellos. Por eso en la desastrosa campaña electoral no se habla de Europa, sino de las cosas que controlan los políticos como unidad de poder.

5.- No solo ocurre esto en las elecciones europeas, ocurre cada tiempo en otros procesos electorales, como está pasando en las universidades, con una participación mínima para elegir los claustros y el Rector. Y es que las campañas son solo ajustes de cuentas entre grupos de poder, que no interesan ni a alumnado ni a otros colectivos universitarios.

6.- La paradoja es tal que mientras en la propaganda de las elecciones europeas que se emite en campaña todos los partidos hablan de Europa en uno u otro sentido, en los mensajes de los candidatos solo hay política de campanario.

7.- La prueba del algodón la tendremos en Catalunya, donde las elecciones se han vinculado al referéndum sobre la soberanía. Veremos cuál es la participación. (Y veremos también si ERC supera a CiU).

8.- Es cierto que en otros países europeos también hay mucha abstención en estas elecciones, pero gran parte de esa abstención es militante bien por euroescépticos o antieuropeistas. En España no hay partidos de este signo. Hay populistas y gente desinteresada.

9.-Las elecciones europeas se toman como primarias de las generales y municipales. Lo que es utilizado por los minoritarios para rodar estructuras y analizar dónde están sus zonas de sombra y expectativas reales. Los otros se defienden.

Y 10.- Y todo esto provoca el olvido de asuntos como el Tratado de Libre Comercio UE/EE.UU, el problema de la inmigración o la consideración del territorio europeo como una unidad geopolítica frente a Brasil, China, Rusia o la India. Temas que afectan a nuestro bolsillo y a nuestra alma, pero que se posponen en beneficio de discutir si Cañete es machista y Valenciano una populista irredenta.

 

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