Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Jaque contra celada

La actualidad política en plena efervescencia desde el 20D no podría haber tenido un mejor colofón, que la sucesión de acontecimientos que deparó la última jornada de consultas de SM el Rey. A partir de ahí, a la incertidumbre que el nuevo escenario post-electoral había deparado por no haberse producido nunca en esos términos de reparto de escaños, se añadía el órdago lanzado por el líder podemita con su natural y efectivo dominio de la forma y el fondo. Una perfecta escenificación siguiendo el efectivo manual marxista-leninista. El populismo cerraba su estrategia de implosión de toda la vieja izquierda, generando un agujero negro que la va absorviendo poco a poco. Ahí ha quedado Izquierda Unida, la jugada con Compromís y las distintas convergencias. Faltaba el último movimiento, el descarado ofrecimiento a un PSOE desorientado.

Una apuesta calculada para romper las defensas socialistas y allanar su camino como el nuevo líder de una renovada Izquierda, toda aglutinada bajo el puño del Libertador. Una alianza frente populista para instaurar la democracia popular, la vuelta de la Comuna revolucionaria, a las esencias del marxismo-leninismo. Un desafio sin precedentes que exige templanza y responsabilidad, firmeza y compromiso para no caer en la celada.

Por eso es aún más importante el gesto del Presidente Mariano Rajoy. El movimiento podemita escenificaba esa estrategia perfectamente diseñada bajo un paraguas mediático que durante la semana iba preparando el terreno. Otra demostración del control de esa maquinaria perfecta que es la izquierda para controlar y dirigir la información. Una maquinaria que ha sabido difuminar de forma sonrojante los pactos ocultos, las transacciones inexplicables, la exigencia de privilegios y el mercadeo de sillones.

En un escenario sin precedentes, la conformación de mayorías se había convertido en todo un espectáculo propicio para los arúspices del poder y sus cábalas, generando un estado de ansiedad en la sociedad que asistía y asiste atónita al espectáculo perfectamente diseñado para asaltar el poder. Una jugada que necesitaba trasladar la debilidad del Partido Popular en un primer Debate de Investidura donde se escenificaría ese pacto oculto. Acuerdos en la trastienda que incluso Pedro Sánchez habría ocultado a su Partido.

Pero el Partido Popular no está para circos. Así lo ha demostrado Mariano Rajoy con un movimiento que ha dejado descolocados otra vez, a todos aquellos que ya nos daban por amortizados. Su impecable comparencia ponia en valor su visión de Estado, reafirmando su propuesta de acuerdo con Ciudadanos y PSOE para conformar una mayoría estable que junto a la mayoría popular en el Senado, serviría de revulsivo para seguir aplicando las Reformas que España necesita y una verdadera apuesta por liderar una sólida regeneración del sistema, con el aval de más del 64% de los votos del 20D, más del 71% de los escaños de la Cámara.

Un acuerdo de amplios consensos alrededor de cuatro puntos de confluencia: el crecimiento y la creación de empleo, la defensa de la unidad de España, la consolidación de nuestro modelo de bienestar y la lucha contra el terrorismo. Un gran pacto que recoja ese espíritu de la Transición que otros buscan romper, imponiendo un nuevo orden social. Un Gobierno que no solo sea la suma de números, con un claro sesgo rupturista desde el resentimiento que solo mira el rédito electoral, relegando el interés general.

Por eso es el momento de los grandes Estadistas. Aquellos que apuestan por gobernar pensando en en las próximas generaciones y no en la próximas elecciones. Somos un gran país y nos debemos dar la oportunidad de poder consolidar esta etapa de recuperación que hemos conseguido entre todos. Desafíos y retos que vuelven a ponernos en el disparadero de la Historia, para bien o para mal. No podemos repetir los errores del pasado y desandar lo andado.

La partida sigue con toda la normalidad democrática que determina el artículo 99 de nuestra Constitución y desarrolla el capítulo I del Título VIII del reglamento del Congreso. El Presidente Rajoy así nos lo advertía: » España bien merece una segunda ronda de consultas con el Rey. No renuncio a dar tiempo al diálogo por el interés de España. Merece la pena. Somos un gran país». Estrategia y táctica de un momento político intenso y trascendente que no va a dejar indiferente a nadie. Es mucho lo que nos jugamos. Por eso bienvenido sea el jaque de Rajoy a la celada de Iglesias.

Artículo de colaboración de Juanvi Pérez

Ir arriba