La prensa ha muerto, viva Facebook

Ahora que ya no queda más que aceptar que vamos de cabeza a nuevas elecciones, y que votaremos más o menos los mismos y a los mismos, hablar de política ya no tiene aliciente, de momento y hasta nuevo aviso. Estamos ‘jartos’ de política, como en una mala borrachera de vino barato. Así que toca hablar de periodismo, el otro gran poder, cuarto o quinto o lo que sea, que también anda últimamente con muy mala prensa.

Para tomarle el pulso al periodismo valenciano a veces basta con leer el timeline en Facebook de Salvador Enguix, delegado de La Vanguardia por estos lares, profesor de periodismo y periodista de pro.

Analizaba Salvador los datos catastróficos del último informe de la Unió de Periodistes según el cual el 36,8% de los periodistas está en el paro, lo que redondeando sale a unos 1.100 colegas en la puta calle. Casi la mitad se han visto afectados por un ERE o por un despido improcedente y el 58% reconoce haber sufrido una merma de su salario. De los que tienen empleo, el 40% son autónomos y solo el 36,9 % tiene contrato fijo (13,1%) o temporal (23,8%). Para rematar, más de la mitad de los colegas consultados estaría encantado de cambiar de profesión. Sobre esté telón de fondo, la reciente muerte de Josep Torrent, que desde aquí lamento, parece tener una carga simbólica que da hasta repelús.

Pero a lo que íbamos, analizando Enguix el informe de la situación alarmante de la profesión en nuestra comunidad, con su corolario de despidos masivos, puestos de trabajo precarios o sueldos indecentes, lo que detecta entre los pocos profesionales que aún trabajan es miedo y “acojono”.

Acojono los que tienen trabajo por si los despiden, barridos ellos también por algún ERE que ya asoma su patita de lobo por el horizonte; acojono los jóvenes que llegan a un medio porque seguramente ya no podrán ejercer de periodistas tal como entendíamos la profesión en otros tiempos, acojono los veteranos por el esfuerzo continuo de tener que reciclarse y aprender a usar programas y apps que crían como setas y que no son exactamente periodismo.

Y es cierto que internet está haciéndole daño al papel o al menos a la prensa tradicional, pero los entornos digitales no son los culpables. Lo cierto es que la industria actual está cada vez más controlada por grandes plataformas multinegocio, por sicavs y hedge funds. También es cierto que los directores de muchos medios no son ni han sido nunca periodistas y que los EREs se deciden desde grandes conglomerados industriales y financieros, dueños muchas veces de las redes digitales y plagados de intereses espurios.

Internet no tendría porqué hacerle daño a la prensa, pues el buen periodismo puede vivir perfectamente en hábitats digitales. Lo que está matando a la prensa como industria de la información y el conocimiento es la ceguera y avaricia de los propietarios de medios, la red de intereses económicos y políticos en juego, y la preferencia cada vez mayor del sector por chavales jóvenes y community managers que manejan de puta madre Instagram y Twitter y Facebook, sí, pero que sobre todo aceptan sueldos de mierda y acallan su voz crítica por el miedo de trabajar en precario. Y el miedo nunca ha sido ni será un buen aliado de un buen periodista.

Fina Godoy

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