La urbanización del Saler, presentada en sociedad

De urbanizar el Saler, de utilizar para el turismo esa hermosa barra de arena que separa la Albufera del mar, se venía hablando desde hacía décadas. Blasco Ibáñez ya reivindicó su uso, para el disfrute de los obreros. Pero desde que la ciudad fue propietaria real del lago y la Dehesa, en el año 1923, empezaron a menudear los comentarios destinados a que allí se hiciera algo de calidad para el disfrute de los vecinos y para atraer a viajeros que sin duda iban a caer rendidos ante tantas bellezas. Si se rastreasen los periódicos a fondo, no sería difícil encontrar, con frecuencia, reportajes reivindicativos del estilo: “Ay, si esto lo tuvieran los catalanes, que no habrían hecho ya… etcétera”

Tras la guerra civil, los primeros pasos que se dieron estuvieron dirigidos a enlazar la ciudad con la playa de Pinedo a través de un paseo Marítimo, aunque la finalidad central, en aquel caso, era hacer más accesible el monumento a los caídos, levantado en Pinedo en honor de las muchas personas que habían sido asesinadas en las inmediaciones de la carretera del Saler.

Más tarde, en los cincuenta, cuando el turismo comenzó a verse como una opción interesante, el Ayuntamiento presidido por el marqués del Turia, Tomás Trenor, empezó a darle vueltas a una posibilidad, la de construir en la Dehesa una urbanización, que sin embargo no cristalizó hasta 1963.

El plan surgió en torno a la posibilidad de que, a la orilla del mar, en la Dehesa, Valencia tuviera un parador nacional de Turismo y un campo de golf. Junto a él, aunque más al norte, se habría de urbanizar dos zonas: una popular, capaz para atender a unas cien mil personas a la vez, sería la situada más al norte; la potra zona, residencial y hotelera, estaría ubicada en el área intermedia.

La primera aparición oficial de la urbanización de la Dehesa en la prensa la tenemos el 16 de julio de 1963. En este caso hemos consultado la Hemeroteca digital del diario ABC, que es de las más eficientes que funcionan en la prensa española. Gracias a ella hemos localizado una fotografía en que la se puede ver al alcalde de Valencia, junto con los ministros de Gobernación y Agricultura, este ultimo el valenciano Cirilo Cánovas. Los tres, junto con otros personajes oficiales, contemplan una maqueta de la urbanización: la que en los años siguientes se usaría para toda clase de presentaciones y actos oficiales… aunque ahora es imposible localizar.

Esta primera presentación en público del proyecto de la Dehesa tuvo como marco la feria “Expotur”, “exposición nacional de recursos turísticos”, que en esa fecha celebró el Día de Valencia. En el Almanaque de “Las Provincias” podemos encontrar otros datos complementarios de esa incipiente promoción turística valenciana: “Actúan los Coros y Danzas de nuestra región y pronuncia una conferencia en exaltación de la tierra valenciana don Fernando Herrero Tejedor”.

Los detalles, las cifras y datos de la urbanización impresionaban. La empresa promotora, TEVASA, tras la que se decía que estaban importantes bancos, había desplegado toda su imaginación para proyectar, sobre 800 hectáreas de monte, un conjunto de ambición internacional que empezaba por disponer un helipuerto para comunicarse con Manises y un puerto deportivo, con 400 amarres, en un lago interior comunicado con el mar. “Las Provincias” habló de un “anteproyecto de creación de un magno complejo turístico en el Saler, a base de grandes hoteles, aeropuerto, canales navegables, edificaciones de varios tipos, etc.” Pero había más, mucho más: desde un palacio de Congresos a un teatro griego, desde un club internacional de prensa a una sala de exposiciones…

Sonó grandilocuente y fantasioso. Por más que nadie, obviamente, levantara la voz para criticarlo.

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