Las cuentas no eran de la lechera

Mínimo tanto hacia la opinión pública valenciana el que se ha apuntado el President Fabra y su Consell, con el Conseller Moragues a la cabeza, tras conocer el  estudio publicado por el Ministerio de Hacienda para calibrar la situación real de las balanzas fiscales autonómicas.

Porque por una vez, las previsiones y datos que maneja el Consell desde hace mucho tiempo, cuadran de manera casi perfecta con los que recoge el estudio dirigido por el economista Ángel de la Fuente, donde aparece con claridad una intrafinanciación de 2.108 millones en perjuicio de la Comunitat Valenciana.

Es decir, los argumentos esgrimidos en los últimos meses, especialmente por el Conseller de Hacienda, Juan Carlos Moragues, corroboran que efectivamente, cada valenciano está aportando 400 euros por encima de lo que recibe del Estado, lo que sumado a esa recepción en términos de renta per cápita, sitúa a la Comunitat como la peor financiada de España.

Estos datos suponen un auténtico balón de oxígeno y una baza que Fabra, a buen seguro, explotará en los próximos meses. Porque después de haberse convertido en el adalid de la reivindicación histórica de la financiación valenciana, lo que le ha valido el apodo de beligerante en Hacienda, el President tiene una buena oportunidad de corregir un error financiero muy longevo en el tiempo, y con ello, marcarse un buen tanto político.

Según el estudio del profesor De La Fuente, la Comunitat sufre una caída libre en su modelo de financiación, especialmente desde el año 2005. Una época que aguardaba el máximo esplendor valenciano, con Camps a la cabeza, y donde esa deficiencia no se notó, ni por casualidad, debido al momento de algidez de la economía española, donde la valenciana no fue una excepción.

Esta tendencia negativa fue advertida por Camps años después cuando el cinturón empezaba a apretar en la Generalitat, y eso que ni el Consell ni nadie era capaz de vislumbrar la tormenta financiera que estaba por llegar.

A partir de ese momento, y sobre todo cuando la crisis empezó a arreciar en el territorio valenciano, ya con Fabra como Presidente, el Consell tomó conciencia que la revisión de la financiación era una necesidad acuciante para el equilibrio y el futuro de la Comunitat Valenciana y no una simple maniobra política

Cataluña estuvo más avispada, ya que con el telón de fondo del independentismo, empezó a esconder años atrás unas cuentas que de ser intervenidas ahora podrían llevar a una situación económica mucho más dura que la valenciana. Pero la diferencia entre ambas comunidades es la lealtad a España. Y eso en política se nota, vaya si se nota.

Sin embargo, ahora llega el momento de la verdad, y con el estudio desvelado por Hacienda, curiosamente una semana antes del encuentro en Moncloa entre Rajoy y Más, se pone de manifiesto que los valencianos, con una tasa per cápita, un 12,64% inferior respecto a la media nacional, tenemos bastante que reclamar, incluso más que Cataluña.

Ahora, el Gobierno tiene una oportunidad de oro para reconciliarse con los valencianos e intentar con una revisión acertada y a tiempo del modelo de financiación, salvar una plaza que en Moncloa dan como perdida, y ya de paso ayudar a Fabra a salvar unos muebles del PP que ahora mismo tiene más dentro que fuera del Palau de la Generalitat.

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