Las frases de la tragedia que nunca quiso leer

Palabras, gritos y suspiros. Frases entrecortadas y prisa, mucha prisa. El verano de verdad -ese es agosto, que julio no es más que un aperitivo- está a la vuelta de la esquina y la tragedia gallega ha roto los planes a muchos. A las víctimas y sus familiares de manera cruel, sin piedad, sin caridad cristiana. ¿Pero mi querido Apóstol Santiago cómo se te ha ocurrido permitir semejante salvajada? ¿Andaba Dios despistado en tu día grande?

Permitanme, mis queridos lectores, que el director de esta casa se desahogue en estas líneas. Hoy me dictan las palabras el alma y las vísceras. Desde lo más profundo.

Andan revoloteando por mi cabeza frases y preguntas. No sé si las he oído en la radio, las he visto en internet o me las he imaginado. Brotan desordenadamente y se entremezclan. He cogido un par de cuartillas al vuelo y las he puesto en negro sobre blanco. Aquí se las transcribo. Algunas no están toleradas. Hay retazos de la vida que siempre llevan cosidos un par de rombos. Pero la vida es así. Comparto este racimo de palabras sin velo ni tamiz. Están a tiempo de no seguir. De no leerlas, de no querer saber nada de ellas.

«¡Ostia, qué guarrazo! Pásamelo, pásame el vídeo, que no se entere el supervirsor, lo subimos y petamos el Youtube»

«Manoli, que me voy a Santiago, a ver si llego antes que el ministro».

«La velocidad, ha sido la velocidad. No hay duda, escucha, escucha…»

«Digale al chófer que tenemos que plantarnos allí en un par de horas. Que le dé, que ahora por la noche no hay nadie en la carretera»

«¿Alguien sabe dónde está el conselleiro? No coge el maldito móvil ni harto de vino».

«¿Dónde está mi mamá? ¿Dónde está mi mamá?»

«Corre, corre, manda la nota de prensa rápido, que vengan todos, que tenemos que salir en el minuto de silencio».

«Y después de conectar con nuestra enviada a Santiago, seguimos con más temas. Kiko Rivera…»

«Para que no nos pase lo de la otra vez, tú pon en la web eso de «Este periódico no ha podido contrastar el origen de la grabación» y lo subes. ¡Que somos el primer periódico de España, coño!»

«¿Dónde vas con estas fotos que me traes? ¿Y los fiambres? ¿Que no te dejaban acercarte? ¿Y entonces para qué te mandamos?».

«¿Dónde tenemos el modelo de condolencias? ¿Pillo el del terremoto de China y le cambio los nombres como otras veces?»

«El marrón se lo tiene que comer el maquinista».

«Toma, cariño, una manta, ahora busco a tu mamá».

«Tú no te cortes, métele la cámara encima y el micro, que llore, que llore…»

«¿Y qué hago yo con tanto telegrama?»

«Estoy rota, madre. Lo dejo. Ni sicóloga ni leches, esto es muy fuerte»

«¿Y la cabalgata la suspendemos?»

«¿Quién es el inútil que ha dejado en el último parrafo lo del terremoto de China? Llama a Presidencia y averigualo»

«Prioridad cero número 43, prioridad cero número 44, prioridad cero número 45…»

«Tenemos todas las alfas disponibles en el lugar, ¡cambio!»

«¿Y no puedo llevármelo ya y enterrarlo en su pueblo? Yo no quiero jaleos..»

«Señora, van a venir los Reyes o los Príncipes al funeral y el cuerpo no se mueve de aquí»

«Pobrecico, al menos no ha sufrido, estaba durmiendo y ni se ha enterado»….

«Descanse Manuel, que lleva día y medio sin dormir. Descanse, que ya no puede hacer nada más. Y llore, no se avergüence, llore. Su teniente también llora con usted si es menester».

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