Enrique Arias Vega, colaborador en Valencia News. Más fácil protestar que hacer

Los que ocupan las calles

Se atribuye a Manuel Fraga la frase “la calle es mía”. Eran los turbulentos y difíciles tiempos de transición de la dictadura de Franco a la democracia y con ello quería decir que no permitiría desmanes, violencia o ajustes de cuentas políticos al margen de las leyes entonces vigentes.

Ahora es Pablo Iglesias quien pretende volver a la agitación en las calles. Estar en las instituciones es bueno, ha venido a decir, pero sin movilización ciudadana no llegaremos al poder. O sea, leña al mono, que es de goma.

A los cuatro días de esta brillante tesis política, han tenido lugar la intimidación y el acoso en la Autónoma madrileña para silenciar a Felipe González. Preguntado uno de los jóvenes manifestantes, explicó el porqué de su acción: “Es que González representa el pasado más oscuro y violento de la Historia de España”. ¡Toma ya!

Nunca tanta ignorancia ha sido condensada en una frase tan breve. Y es que los protagonistas de los escraches, persecuciones y amenazas de hoy día no secundan doctrinas ideológicas, sino meros eslóganes. Bastó que Pablo Iglesias aludiese en Las Cortes a “la cal viva”, para que sus seguidores repitan la expresión como un mantra, sin saber qué pasó, cuándo, qué consecuencias tuvo —hasta ministros encarcelados— ni por qué.

De creerles, en comparación con los logros democráticos de Felipe González, debieron ser mejores la dictadura franquista, la de Primo de Rivera y hasta el absolutismo de Fernando VII.

Esa gente es la que ocupa intimidatoriamente la calle, diciéndonos a los demás a quién tenemos que oír, qué debemos pensar y qué podemos hacer. Y lo peor es que lo dice escudándose en la democracia y en la libertad de expresión, ideas a las que los acosados de ahora entregaron sus vidas.

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