Mis imputados, tus imputados

 

 

Con su mejor estilo el ex de tantos cargos, Manuel Chaves, nos ha explicado a todos que eso de estar “imputado” no significa nada serio, que es casi una trámite sin mayores problemas y que naturalmente la recién imputada por la jueza Alaya, doña  Magdalena Alvarez –también bastante “ex”- es el ser más inocente del mundo. Esto es muy humano: mis imputados son siempre inocentes y que se les impute no significa nada; en cambio los imputados del contrario son presuntos culpables que deberían abandonar la política y el hecho de que se les impute resulta ya un estigma y un baldón para el partido.

 

El problema de los EREs de Andalucía es, al final, muy parecido al del caso Bárcenas.  No me refiero a cantidades ni a inmoralidad –que me parece más grave el caso andaluz porque todo hace sospechar que se ha podido robar dinero público a los parados- sino a esa inútil resistencia de las organizaciones políticas que se empeñan en defender primero,  negar  luego e ignorar hasta el final lo que poco a poco –muy poco a poco- la Justicia va desmarañando. Y ahí están, después de no sé cuantos años de instrucción, veinte imputados mas el caso de los EREs acercándose, peldaño a peldaño, a la cúpula del poder de la Junta. Ya no se trata de un oscuro sindicalista, de un chofer lenguaraz o un cargo de medio pelo; ya estamos hablando de una ex ministra de España con ZP y ex consejera de la Junta de Andalucía. Es lícito pensar quiénes pueden ser los siguientes imputados y que escalón ocuparán en esta espiral de corrupciones.

 

Y en PP otro tanto pero distinto; ni mejor ni peor. El nombre de Bárcenas les va a sobrevolar meses y meses porque nunca nadie se atrevió a decir hasta aquí hemos llegado. Es mucho mejor levantarse uno apartando la manta a que te despierte tu enemigo tirando de ella.  Pero no lo entienden pese a que la historia se repite. Y lo malo es que en España estos temas se eternizan en los juzgados y las cañerías sucias tanto tiempo huele cada vez peor.

 

    

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