Juan Vicente Pérez Aras, Diputado Nacional PP. Un Consell y una Legislatura agotados

Populares o Radicales

MARE NOSTRUM. Populares o Radicales. Artículo de Juan Vicente Pérez Aras

A menos de un mes para la cita electoral, Valencia presenta la más amplia oferta electoral a los ciudadanos. Tras la presentación de Candidaturas, nuestra circunscripción se ha situado a la cabeza de toda España con 31. El BOE ha publicado1176, provisionales, al Congreso y al Senado,en representación de 61 formaciones políticas en todo el país. Una ligera merma respecto a diciembre. No es mal síntoma para la Democracia esta efervescencia social, que denota un contradictorio interés por la Política en una sociedad supuestamente desencantada de la misma. Además, desde finales del siglo pasado estamos asistiendo a un fortalecimiento de los liderazgos personales en detrimento del prestigio de los Partidos tradicionales. Un fenómeno que se viene produciendo por todo el mundo, que pone en valor esa crisis de identidad y credibilidad que vienen padeciendo las fuerzas políticas y que se traduce en esa volatilidad electoral que nos sacude. La influencia de la teledemocracia y las RRSS como altavoces de los nuevos cleavages en una sociedad saturada de información, han contribuido de forma exponencial a fragmentar y diversificar todo el espectro político-electoral, ratificando esa volatilidad electoral de los Partidos en los últimos tiempos.

En Valencia, además confluyen otras circunstancias que están marcando la Agenda política de todos los Partidos. Mientras el Partido Popular consigue mantener esa hegemonía electoral, ante el asedio del resto de fuerzas, las circunstancias han variado desde las municipales de 2015. Un número mayor en votos y en concejales populares (1052) que no le han permitido mantener la contundente representación institucional de la que disfrutaba. Tan solo 55 Ayuntamientos gobernados por el PP, que aún siendo la fuerza más votada en la mayoría, veía arrebatadas las Alcaldías ante los pactos que conformaban el resto. Pero a pesar de los cordones sanitarios y vetos, del efecto devastador de los presuntos casos de corrupción jaleados por la Izquierda generando un clima totalmente desfavorable, pudo remontar más de 60 mil votos en nuestra provincia, para las elecciones legislativas de diciembre. Otra confirmación de la fortaleza del suelo electoral popular que ha sorprendido a algunos propios y extraños.

Por otra parte, este período desde las municipales ha puesto en valor esa alianza política surgida del Botánic, del que toma su nombre, para conformar una nueva estrategia a la izquierda del espectro político. Un acuerdo de conveniencia que conseguía desbancar al Partido Popular de la Generalitat, repitiendo el escenario municipal donde el PSPV se llevaba el mayor premio desde el punto de vista institucional. Con 154 ayuntamientos gobernados por ellos, desde Blanquerias se buscaba exteriorizar una fortaleza que a la vista de los acontecimientos empezaba a cuestionarse. Un gigante con los pies de barro, pues de esos 154, en 71 está en coalición, y en 22 son minoritarios. Una situación delicada y expuesta al clima político que se trasladaba también al Consell, donde luchas intestinas tienen paralizada la gestión tras un año de gobierno progresista. La cohabitación no parece ser todo lo apacible que se vendía, en ese juego de tronos que marchita día tras día los acuerdos del Botánic.

Con el Partido Popular dependiendo de si mismo, un tercer elemento ha aparecido en escena para arrebatar el cetro de la izquierda al otrora todopoderoso PSPV, ahora en manos de sus principales aliados y socios. Efectivamente, los socialistas han seguido una hoja de ruta perfectamente diseñada por la izquierda radical, que en tan solo unos meses se ha hecho con el control de la situación. La todopoderosa Vicepresidenta, ahora reconvertida en su periplo político en la nueva imagen populista, juega sus cartas. Oros son triunfos y conoce perfectamente las debilidades de su rival.

El 26 de junio abre un mar de incertidumbres ante la ya constatada pérdida de esa fortaleza electoral por parte de los socialistas valencianos. Aún salvando los trastos en las municipales, quedaron relegados en muchos municipios como cuarta fuerza. Algo impensable. Además, en diciembre fueron superados ampliamente por sus socios, que aún perdiendo votos al ir juntos, les relegaron como primera fuerza de la izquierda, y seriamente amenazados también por los otros emergentes, Ciudadanos. Una tendencia preocupante que parece ser no han corregido, perdidos en esa estela populista que ha socavado su identidad histórica. Una vía abierta de pérdida de votos constante hacia su izquierda, donde la nueva Alianza electoral espera su momento. Un momento, que tras el 26-J puede redibujar el mapa institucional en nuestra provincia, si finalmente consiguen su objetivo.

El debate político está polarizándose entre el Partido Popular con su #SuEspañaEnPositivo y las alianzas populistas que aglutinan a lo largo y ancho del mapa patrio el Socialismo del Siglo XXI, con su enmienda a la totalidad de nuestro modelo de convivencia. Un escenario que tendrá a Valencia como un punto de referencia y centro experimental en esa confrontación ideológica. Situaciones conflictivas o cooperativas de un mundo real e incierto. La Teoría de Juegos en busca de un equilibrio imposible que los ciudadanos deben resolver el 26-J.

 

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