Por qué se fue Cotino antes de que le imputaran

El apellido Cotino va unido a mi más tierna infancia. Mi padre, necesitado de corbatas para su atuendo laboral, un buen día entró a comprar algunas a la tienda del mismo nombre de la calle San Vicente de Valencia. Recuerdo que a la salida le comentó a mi madre que, con esos precios, se limitó a adquirir una, y porque le dio vergüenza irse con las manos vacías.

Hasta muchos años después no volví a oír el apellido Cotino. Fue en la emisora de COPE en Valencia, en cuya sección de deportes reinaba Nacho a la sombra de José María García. Cuando butanito se fue, Cotino marchó con él. Nacho y yo volvimos a coincidir después en Ràdio Nou, y por los pelos no nos hemos encontrado en Albarracín.

Casi a la vez que al periodista deportivo conocí a Juan, por entonces Director General de la Policía, antes concejal, y después vicepresidente del Consell y presidente de Les Corts. Y padre político de Francisco Camps. Juan Cotino, que es Juan Gabriel como Ignacio Blanco es Jesús Ignacio, dejó hace un mes la presidencia de la cámara valenciana.

Se especuló mucho con la fecha de su marcha, que, al final, decidió él, como Alfonso Grau ha decidido que haga Rita Barberá en su caso. Nunca ­en ambos­, los de la raya roja, una de las rayas rojas, que Grau dice que tiene otra. Al final vamos a tener más rayas rojas en esta Comunidad que las gambas de Denia o los langostinos de Vinaroz.

Lo que estaba claro es que Cotino se iba a ir a cultivar kakis antes de que en el Palau se hicieran kakis pensando sólo en la posibilidad de que la segunda autoridad del Reino quedara imputada ejerciendo el cargo. Se iba a ir, y se fue, con la antelación suficiente. Porque parecía más que evidente (yo creo que él siempre lo dio por hecho) que le iban a imputar por la visita del Papa ­veremos con qué resultado­ , en la que desde luego fue mucho más que un simple “voluntario”, que es lo que a él le gustaba decir.

Pero se fue hace un mes no por hacerle un favor al Consell, sino por, ido ha tiempo su ahijado el President Paco Camps, no hacerle un roto tan grande a su partido que ni siquiera la alcaldesa Barberá (que le hizo concejal y siempre ha superado cualquier crisis que afectara al PP) pudiera evitar acabar viéndose perjudicada por semejante escándalo, que así queda muy mitigado frente a lo que hubiera sido procesar a un presidente cameral. Muy mitigado, aunque no amortizado.

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