¿Quien fundó Valentia?

¿Quién fundó Valencia?

Un discreto porcentaje de nuestros escolares, víctimas inocentes del pésimo sistema educativo que padecemos, acertaría a ubicar la fundación de Valencia en época romana, pero ahondar en más detalles sobre aquel relevante hecho histórico supondría todo un reto para muchos docentes y estudiantes. Por tanto, saber quién fue el inductor y ejecutor de que hoy vivamos donde vivimos es hilar fino. Hablaremos hoy del hombre al que la historia atribuye tal decisión.

Décimo Junio Bruto, apodado Galaico, nació en Roma en el 180 a.C. Miembro activo de la aristocracia romana, fue hijo del cónsul del 174 a.C. Marco Junio Bruto y abuelo de Bruto Albino, el senador que acompañó a César desde su casa al Senado aquella fatídica mañana de los idus de Marzo del 44 a.C. Dentro del cursus honorum que todo individuo de su posición social debía cumplir, fue cónsul en el año 138 a.C. junto a Publio Cornelio Escipión Nasica, nieto del Africano, el que venció a Aníbal, y enconado detractor de sus primos, los dos Sempronio Graco, y sus políticas sociales antagónicas a la aristocracia, como la compra estatal de grano al pueblo. No cabe duda de que ambos cónsules debieron de ser hombres enérgicos y vehementes, pues se sabe que el tribuno de la plebe de aquel año, Cayo Curiacio, acabó encausándolos por la crueldad que aplicaron reclutando tropas para sus respectivas legiones.

Centrémonos en nuestro hombre. Décimo Junio Bruto llevó sus dos legiones a la Hispania Ulterior, donde la situación todavía era muy tensa. Hacía menos de un año que Viriato, el gran caudillo de los lusitanos, había sido asesinado a traición por tres de sus colaboradores iberos (Ditalcos, Minuros y Audax) y el territorio estaba en una situación complicada. Un tal Tántalo había sustituido a Viriato como caudillo de los lusitanos, pero carecía del carisma y empuje de su antecesor. Mejor diplomático que soldado, Tántalo llegó a un acuerdo definitivo con Bruto para el cese de las hostilidades. Los indígenas obtuvieron las tierras que tanto habían demandado desde antes de Viriato, mientras que el cónsul consiguió la paz en la frontera que necesitaba para meterse de lleno en su proyecto: la conquista del misterioso norte de Lusitania.

Podría ser que parte de aquellos lusitanos fueron desplazados a la Citerior, para formar parte junto a dos mil legionarios licenciados de Apulia y Campania de la fundación de una nueva colonia latina en tierras hispanas, la segunda después de Carteia (hoy en el polígono de San Roque, Algeciras), a la que, según Tito Livio, se le llamó Valentia. Los restos arqueológicos de los utensilios de los primeros colonos apuntan en el origen itálico de los mismos.

Esta es la frase del historiador que aparece en su Ab Urbe Condita:Anno Urbis conditae DCXVI Junius Brutus consul in Hispania ist, sub Viriatho militaverunt, agros et oppidum dedit, quod vocatum est Valentia. “En el año 616 de la fundación de Roma, Junio Bruto cónsul en Hispania, a los que habían luchado en tiempos de Viriato, concedió campos y una ciudad a la que se llamó Valentia”.

Tras esta concesión inusual, pues Bruto no tenía competencias en la Hispania Citerior, volvió a la Ulterior para desde allí emprender la conquista de Gallaecia. La campaña fue un rodillo, pues las legiones de Bruto eran invencibles para los celtas galaicos. Como anécdota curiosa, cuenta la leyenda que cuando el cónsul llegó frente al río Lima sus hombres pensaron que habían llegado a las riberas del Laethes, el río legendario del olvido, que hacía perder la memoria a quien lo cruzaba. Para disipar toda superstición entre sus hombres, el propio Bruto cruzó solo el río y desde la orilla opuesta comenzó a llamar a sus oficiales por su nombre, demostrándoles que no era aquel el río del olvido.

Después de casi dos años de campaña, retornó a Roma en el 136 a.C. para celebrar un triunfo por todo lo alto frente a lusitanos y galaicos; desde aquel momento fue conocido como Décimo Junio Bruto Gallaico. Amigo personal del famoso poeta Lucio Accio y hombre fuerte de los optimates, siguió de pleno en la vida pública y militar hasta su muerte en el 113 a.C., siendo procónsul de Lusitania bajo el mando de Cayo Mario.

Así pues, según Tito Libio, a este hombre duro, terco y audaz le debemos la ubicación de sus veteranos en aquel pequeño altozano en la isla fluvial del Turius, a menos de dos millas de su desembocadura, justo en el vado del río de la Via Heraclea entre Saguntum y el campamento permanente de Sucrone (probablemente Albalat de la Ribera) ¡Salve, Décimo Junio Bruto Galaico!.

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