Robar sale barato

 

Al final, todo es un problema de precio: el precio del abogado, el precio social, el precio de la cárcel. El precio de los abogados no importa demasiado, si se ha robado el suficiente dinero como para pagar a uno bueno. El precio social era muy duro en años anteriores, suponía un enorme descrédito, pero en esta banalización general del delito en las que nos encontramos, se aparece en televisión, y aparecer en televisión viene a ser lo que antes era ser nombrado doctor honoris causa por alguna universidad de prestigio. Da lo mismo que ocupar unos segundos en la pantalla sea por ladrón, por ministro, por puta, por friki o por acertar una quiniela, porque ya hay dos clases de ciudadanos: los que salen en televisión y los que no. La televisión viene a ser la indulgencia social, y los ladrones de poco pelo terminan de relaciones públicas en una discoteca, y los políticos golfos vuelven a ser reelegidos, y los frikis son invitados a los programas para reírse de ellos, pero cobran, y no es lo mismo que se rían de ti gratis que a un precio, que muchas veces no es módico.  Si la persona que aparece por televisión tuviese algún resto de honestidad lo pasaría mal, pero se supone que el que ha metido la mano en la caja se ha dejado la honestidad en la basura, porque si no fuera así no habría robado.

Queda la cárcel, pero la cárcel por robar nunca es una pena exagerada, y mucho menos si se lleva a cabo sin violencia. A un desgraciado que le saca un machete a la cajera de un supermercado, y le da un empujón al marcharse que le causa un golpe en la mejilla, y se lleva 600 euros, puede caerle una pena mucho mayor que a un sinvergüenza con cargo oficial, que se ha llevado 6 millones de euros. La diferencia entre 600 euros y seis millones es mucha, pero los llamados “delitos de cuello blanco” llevados a cabo por gente que se supone que se limpia con la servilleta tras beber un sorbo de agua,  han sido siempre castigados con una enorme comprensión. Si, a la comprensión, le añades la ternura de un juez, como el del caso de Marbella, puedes estar seguro que pronto saldrás de la cárcel y podrás disfrutar del dinero robado. Ya lo dijo Jesús Gil, fundador de la trama: “De la cárcel se sale, de pobre es muy difícil”. Bueno, pues pronto habrán salido todos de la cárcel, y, encima, ricos.

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