Trabajo para seis millones de españoles

España no se puede permitir tener seis millones de personas sin realizar una actividad. Y esos seis millones de personas tampoco. Una persona en el paro se ve frustrada porque no puede desarrollar la profesión para la que se ha preparado o ha venido realizando. Este sentimiento conduce a problemas familiares, sociales e incluso de salud. Lleva a la inadaptación social, a la marginación y, en definitiva, a un mayor coste social. Coste activo y pasivo: la persona desempleada deja de ingresar en su casa y deja de ingresar al Estado. Es un círculo vicioso que hay que romper. Se puede romper.

Entre esos parados encontramos personas pertenecientes a todo tipo de sectores y actividades: ingenieros, economistas, agricultores, jardineros, sanitarios, etc.

España necesita limpiar sus montes, hacer caminos forestales, cortafuegos, repoblar, controlar incendios, limpiar sus ríos y hay personas preparadas en el paro que lo podrían hacer.

La sociedad española necesita que alguien se ocupe de los mayores que están solos, desatendidos y desvalidos. Que alguien se ocupe de los discapacitados y enfermos mentales. Y en las listas del paro hay profesionales sobradamente cualificados para desempeñar esas tareas.

En España hay miles de pueblos prácticamente abandonados. Casas vacías, muchas ya de propiedad municipal o estatal, que se caen día a día porque nadie las habita. Cultivos abandonados, escuelas cerradas, bosque que nadie cuida, comercios, bares en los que ya nadie entra. Y en las listas del paro hay mucha gente cualificada como agricultores, maestros, ganaderos, que estaría dispuesta a ir a vivir al pueblo, a cambio de una vivienda y de poder trabajar la tierra, los bosques, los campos, los ganados. Con su trabajo se generaría riqueza, producto, beneficios suficientes para pagar sus salarios.

Todas estas personas, y otras muchas, en otros muchos sectores y necesidades sociales, cobrarían en vez de un paro, pensión o subsidio, un sueldo. Poco mayor de lo que en este momento están cobrando (o no) sin ser productivos. Ahora mismo el Estado tiene un coste por esos seis millones de personas sin obtener un beneficio. Sólo por un poco más el Estado tendría seis millones de personas produciendo. La ecuación es sencilla, si con 16 millones de población activa se genera un PIB de 1 billón de euros, con 6 millones más de población activa se generaría un aumento del PIB de X. Con la particularidad de que descendería el coste social, el coste personal, el coste familiar para cada parado, el coste sanitario por las dolencias derivadas de la situación de desempleo, etc.

Trabajo para realizar hay. Trabajadores dispuestos a realizarlo, en las listas del paro, también. La conexión entre necesidad y posibilidad es un problema de gestión. El Estado, las diputaciones y los municipios deben gestionar en su ámbito de actuación, la aplicación del recurso humano a las necesidades y proveer los medios necesarios.

La explotación de los recursos que ahora están abandonados (campos, tierras, cultivos, bosques…) generaría beneficio, vida en los pueblos, apertura de comercios, reapertura de escuelas, recuperación del tejido social, comercial, empresarial. Esta es una responsabilidad de nuestros políticos, que no deben limitarse a gestionar la miseria sino a generar la riqueza. Para asumir su responsabilidad han de tener capacidad y voluntad. ¿La tienen?

Ir arriba