Un nuevo talante para los convenios

 

 

Las recetas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha expedido para España son más una declaración de buenas intenciones que verdaderos remedios práctico para salir de la crisis. Y menos mal. Porque con el FMI ya se sabe lo que pasa: ahogan a Grecia y luego se medio arrepienten y reconocen que tal vez no estuvieron muy acertados. Con el hambre y la necesidad hay que evitar los experimentos. Al menos entre los consejos que nos dan ahora afirman que «un ajuste demasiado rápido dañaría el crecimiento” para concluir que “dada la necesidad de estabilizar la economía y suponiendo que se logra la consolidación estructural en marcha para 2013, no resultan deseables medidas adicionales para 2013». Al menos parece que en ese aspecto han reflexionado y hasta han aprendido. Ahora falta que también la Europa de Merkel se entere de qué va la cosa.

Pero hay un punto en las recomendaciones del FMI que puede ser importante aunque sin duda polémico. Se refiere a la reforma laboral y atañe directamente a sindicatos y empresarios: advierte que si con el final de muchos convenios no se logra un mayor ajuste con cambios en las condiciones laborales en lugar de despidos «podrían necesitarse reformas más profundas en la negociación colectiva».  Y ese es un tema tabú desde hace muchos años porque los empresarios se empeñan en tirar de la cuerda hasta donde saben que es imposible llegar y los sindicatos parecen ignorar la situación crítica de muchas empresas –PYMES, sobre todo- objetivamente incapaces de mantener convenios de sector.

La relación entre trabajadores y empresa en España tiene que cambiar por las buenas o por la crisis porque, hoy por hoy, responde a unos criterios que ya no son válidos. En la situación actual la dialéctica entre patrono y trabajador no puede discurrir por los caminos que lo hace: en las grandes empresas porque la deslocalización –entre otras cosas- está siempre presente y en las PYMES porque el empresario, en muchas ocasiones, sencillamente, no puede más, no da para más porque las líneas de crédito –entre otra cosas- ya no existen. Hay que ir a la negociación con otro talante por parte de todos y sin perder de vista la realidad; todo lo que no sea eso será frenar la recuperación y aumentar el paro.

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