Bandera, karaoke y… ¡Acción!

 

 

Provocar es condición necesaria del arte. Emociones, sensaciones, sentimientos. Inevitablemente se eleva a la máxima potencia en Valencia cuando la Real Senyera se convierte en el objeto de principal protagonismo de una exposición. 
En la galería Kessler Battaglia se exhibe ‘Karaoke’ dese el pasado 26 de septiembre, una obra que consiste en la reproducción gigante de la bandera, avivada por varios ventiladores y acompañada constantemente por un hilo musical netamente valenciano. Está situada en el interior del bajo de la sala, ubicada en la plaza del Miracle del Mocaoret, y ya desde el pasaje peatonal desde plaza de la Reina no pasa desapercibida a los viandantes del pasaje Giner.
Que haya coincidido con la celebración del 9 d’Octubre “es pura casualidad”, explicó a VLC News Elena Grunder, al frente de la galería. La exposición está enmarcada en la primera edición de ‘Abierto Valencia’, evento organizado por La Associació de aleries d’Art Contemporani de la Comunitat Valenciana (LaVAC) y permanecerá abierta al público hasta el próximo día 19. Sus autores son el artista conceptual Óscar Mora y la cineasta Salvia Ferrer.
 Sorpresa, respeto, emoción, rechazo… Son las reacciones que ha provocado hasta el momento. No es fácil de encajar encontrar la enseña valenciana aireada alegremente por grandes ventiladores bajo unos focos cenitales. Ni escuchar la reproducción constante del himno regional. Sin embargo, hay que pararse a escuchar a los artistas y comprender sus argumentos. “No es una afrenta, es arte”, explican desde la galería. 
Los visitantes pueden hacerse fotos junto a la Real Senyera, algunas de ellas colgadas ya en la página de Facebook de la sala. Pero hay algo más, subiendo unas escaleras, un micrófono y la proyección en una pared de la letra del ‘Per a ofrenar’ invita a los visitantes a cantar el himno que puede ser grabado en vídeo… Sí, foto con la Senyera y vídeo con karaoke… «No obstante, en realidad el micrórfono es abierto, uno puede expresarse y hacer uso de él como considere», matizó Óscar Mora.
Lo que para algunos es una falta de respeto y para otros un juego, no pretende ser más que una llamada de atención y una sugerencia al pueblo: “queríamos sacar de su contexto institucional habitual una insignia de los valencianos, acercarla a la gente, hacerla accesible para poder interactuar con algo que es de todos”, explican los autores de la exposición. 
De este  modo, hay quien pasa por la puerta y mira extrañado ofreciendo sonrisas sin atreverse a pasar bajo el umbral o quien, desde ese mismo punto, profiere insultos. Pero desde la galería insisten, “hay que pasar y escuchar en qué consiste”. La propietaria de la galería ha experimentado todo tipo de reacciones, “pero cuando explicamos en qué consiste, el porqué de la obra y animamos a interactuar con ella, la actitud suele cambiar”.
Una de las anécdotas más llamativas es que se ha convertido en estos días de fondo ineludible para parejas de novios. El día de la inauguración coincidió con una boda y la elección de los recién casados del Centro Histórico para retratar el momento. Al paso por la plaza el fotógrafo que trabajaba para ellos sugirió entrar y hacer de la obra parte del recuerdo. A partir de ese momento, es paso obligado para el resto de parejas que le contratan (como muestra, la foto que ilustra este artículo).
“Una bandera, un himno y una serie de símbolos institucionales hacen reflexionar al espectador sobre nuestra propia identidad ¿Qué nos identifica con los otros? ¿Qué es el símbolo realmente?”, afirmó Rosa Ulpiano, crítica de arte, sobre la obra. “El discurso resultante responde al placer visual, fetichista e ideológicamente sospechoso de la obra de arte, no por acentuar la perversión, sino por duplicarla. El individuo se encuentra atrapado y al tiempo es consciente de la manipulación ideológica de la sociedad”, continuó. 

Con todo, ‘Karaoke’ «nos hace reflexionar sobre nuestra identidad, qué nos identifica con los otros, qué es símbolo, por qué, con un largo etcétera. Al interactuar en ‘Karaoke’ el público estará impregnando de sentimiento y carácter a la pieza, dándole energía al acontecimiento», afirman los creadores. Pretende «desinstitucionalizar el símbolo, acercarlo a los ciudadanos. Parece que el poder político se ha adueñado de la Senyera y no es de ellos, es del pueblo», concretó Salvia Ferrer.

Acercar la Real Senyera al pueblo de este modo es una más de las propuestas que llevan realizando desde hace años los autores de la obra con otros muchos símbolos. En 2007 realizaron una serie de obras sonoro-visuales «para profundizar en la línea que Óscar Mora viene desarrollando desde finales del siglo pasado sobre lo que él mismo dio en llamar turismo metafísico, una forma de enfrentar al residente en una población a la mirada, primero, y ahora también a la escucha, que obtendría si fuese un turista en su propio lugar de residencia». Hacen especial hincapié en la observación de elementos que pertenecen a la cultura, o al arte, del lugar para recontextualizarlos. «Después de que el arte del novecientos se empeñase en descontextualizar los objetos, ahora el afán está en recontextualizarlos bajo la mirada ajena de quien los oye cada día», explican. «Esta colaboración extensa entre ÓM y SF en este ver y oír metafísicos se han realizado ya varios proyectos, en los que destacan las exposiciones específicas: una para la Casa de Cultura de Chiva con la muestra ‘Paisajes Narrados (Psicogeografías chivanas)’ en 2009, o para la galería Rosa Santos de Valencia con la exposición titulada ‘¡Qué sabe nadie!’ en 2011», concluyen en la sala. 

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