Cómo se hizo el Acto en el Palau. Detalles

Mural

A nivel popular la procesión cívica de la Senyera es lo más. En Alicante el Nou d’Octubre -en feliz expresión de Pablo Verdú- es como el Carnaval. Pero el punto central del día de la Comunidad Valenciana es el Acto (institucional) por excelencia, el que anualmente acoge con pompa, boato, y abanicos para los asistentes, el Palau de la Generalitat. Que consiste básicamente en la entrega de las Distinciones, el discurso del President, y la interpretación de dos de los himnos oficiales. Porque la Novena de Beethoven no procede. Pero que no es un acto fácil de organizar. De hecho, de la entrega de premios, me han llamado la atención este año varios detalles:

  • El premio a la RACV (Real, y no Reial que diría la AVL) que disgustó a Compromís se le concedía porque “siempre ha comprendido el sentir mayoritario de nuestro pueblo (…) gran trabajo en defensa y difusión de nuestras señas de identidad”, en palabras del President.
  • El portavoz del jurado, alicantino, llamó Molt Honorable “Presidente” al President, y “honorable miembro de esta Comunidad” a su provincia. Su discurso, semi-improvisado, contribuyó a que el acto se alargara más de lo previsto.
  • Dos de los galardonados lo eran a título póstumo.
  • Dos de los premiados (escritores) delegaron en familiares (hermano y madre) y no acudieron. Uno prefirió recoger otro honor (en Buenos Aires), y de la otra no consta explicación a su ausencia.
  • Dos de los distinguidos tampoco se dignaron acudir. Uno es el rey, que se excuso con unas líneas de un empleado, y el otro, Suárez, cuyo hijo mandó una carta diciendo que no acudía porque su padre no iba a ir. Que si no hubiera ido a aplaudirle.
  • Estas misivas también ayudaron a tener que rematar el acto a toda velocidad, mezclando la foto de familia con la interpretación de los himnos (en pie) para desesperación de los fotógrafos situados al fondo de la sala. Muy diligentemente los servicios de prensa del Palau lo arreglaron dejándoles acceder por el pasillo central hasta el grupo mientras los demás cantábamos.
  • El fotógrafo oficial de la Generalitat tuvo que corregirle a Fabra su posición para que saliera centrado en las fotos con las dos banderas presentes detrás. La azul con 28 estrellitas no procedía. Como Beethoven.

Muy personal: yo es que, de verdad, salvo fuerza mayor, quitaría los premios a los que no acudan a recogerlos. Un respeto.

De los asistentes también me gustaría destacar algún apunte:

    • Entre ellos no vi a nadie ni de EU ni de Compromís. Ni el expresidente Camps. Ni a la alcaldesa alicantina Sonia Castedo, representada para la ocasión (ésta y otras) por su teniente de alcalde Andrés -Nino- Lloréns. Los expresidentes Lerma, Zaplana y Olivas sí estuvieron.
    • El profesor Grisolía fue, salvo cuatro a los que no reconocí, el primero en salir de la sala y, desde luego, el de mayor edad de los asistentes. Por cierto, que, pese a sus recomendaciones del día anterior en su calidad de presidente del CVC y ante la crisis del ébola que padecemos de no dar la mano ni repartir besos no dejó de incumplir su propia regla en los prolegómenos.
    • El acto se alargó tanto que la alcaldesa Barberá también salió antes de que terminara, a lo conejo del País de las Maravillas, excusándose en que llegaba tarde al descenso de la Senyera por el balcón del Ayuntamiento.
    • Rita vestía de color ¿crema?, y las conselleras de rojo, rosa y azul.
    • Juan Cotino entró muy serio. Quizá para ser consecuente con la piedra que lanzó la víspera, en la reunión de la Ejecutiva del PPCV, al hablar de las “personas que me aprecian, algunos de los cuales están hoy aquí”. Osea, que la mayoría de la ejecutiva de su partido no es que no le quiera, es que ni siquiera le aprecia.
    • Tampoco faltó a la cita el President, Alberto Fabra, que, cuando no corre, lee perfectamente en valenciano. Cosa que no sucedió durante el reciente Debate de Política General. De su discurso -de lo menos divulgado de su discurso- les informo en pieza aparte.
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