Esta actividad tradicional, asociada a la profesión de sacador o descorchador, se lleva a cabo en los meses de verano extrayendo la corteza del árbol sin dañarlo. Se trata de un oficio único en nuestra geografía, muy arraigado en la memoria colectiva de los habitantes de la sierra, y utiliza técnicas que no han variado desde hace siglos y se transmiten de generación en generación.
Los alcornocales constituyen uno de los bosques más singulares que podemos observar en nuestro territorio y en el Parque Natural d’Espadà podemos encontrar el único ejemplo de bosque maduro de alcornoques existente en toda la Comunitat Valenciana. Este árbol está adaptado a las características del clima, y se recubre de una gruesa corteza que le protege de la sequía y que le proporciona una alta resistencia a los incendios forestales.
De su corteza se extrae el corcho que ha sido utilizado por los pueblos del Mediterráneo, desde tiempo inmemorial, conocedores de sus excelentes cualidades para multitud de usos, especialmente para tapar vinos y espumosos, lo que impulsó la creación de una industria corchera con un gran auge a finales del siglo XIX y que continúa hasta nuestros días.