«Hace dos años, aquí no había ni la mitad de gente que hoy. ¡Y eso que no damos comida!«. Ésta era la impresión de un dirigente socialista que acudió anoche a arropar a Ximo Puig en la presentación de su campaña para las primarias en las que se elegirá al candidato del PSPV en las elecciones autonómicas de 2015. Se refería al acto en el que, en febrero de 2012, el ahora líder de los socialistas valencianos daba el pistoletazo de salida a la carrera por la secretaría general, y que tuvo lugar en el mismo sitio: el salón de actos de la sede del sindicato de UGT en Valencia. Hace dos años, con huecos; ayer, abarrotado.
Las más de 600 personas presentes ayer, entre militantes y simpatizantes, parecían oler en el ambiente aires de cambio, a tenor del recibimiento de Ximo Puig al grito de «¡presidente, presidente!». El aspirante, que se ve ya en el Palau de la Generalitat, se hizo esperar. Allí, en primera fila, estaba toda la vieja guardia del socialismo valenciano. Joan Lerma, Ignasi Pla, Carmen Alborch, Ciprià Ciscar, José Luis Abalos, entre una nutrida representación de diputados nacionales como Carmen Montón, senadores como José María Ángel, los portavoces en Les Corts, Antonio Torres, y el Ayuntamiento de Valencia, Joan Calabuig, o la eurodiputada Pepa Andrés.
Antes de las intervenciones se proyectó un vídeo en el que un taxista explica a sus pasajeros, mientras escucha la radio, que Ximo Puig es «un hombre de la calle, muy cercano, de confianza», y los acaba convenciendo de que le voten en las primarias abiertas. «¿Y yo puedo votarlo aunque no sea militante?». «Sí, por primera vez, se puede».
Puig cedió el protagonismo del acto a los asistentes, que tomaron la palabra en un discurso coral con tintes litúrgicos. Después de las intervenciones de Miguel Soler y Sandra Gómez, del equipo de campaña de Puig, más de una veintena de personas de entre el público se adueñaron del micrófono para depositar sus esperanzas en el secretario general del PSPV. Como cuando llega el momento de las peticiones en una eucaristía. Uno a uno jóvenes, docentes, empresarias, doctoras, cargos públicos y periodistas pidieron al precandidato socialista que no les defraudara. Hasta el actor Ferran Gadea, el entrañable Tonet de L’Alqueria Blanca.
Puig, en su intervención, aseguró que se dejará la piel para cumplir con todas sus promesas. «Soy una persona de palabra, la palabra es el hecho, y el hecho es el hombre», dijo. En este sentido, prometió que, si llega a ser elegido presidente de la Generalitat, defenderá la sanidad pública, invertirá en educación, ciencia e innovación, promoverá un pacto social por el empleo entre sindicatos y empresarios y reabrirá Radiotelevisión Valenciana.
Para conseguirlo, pidió a su gente que se vuelque en la movilización de posibles votantes socialistas para que participen en las primarias abiertas del 9 de marzo. Será el primer pulso para valorar si realmente el PSPV está preparado para volver a gobernar en la Comunitat Valenciana. «Hagamos que suceda», concluyó.
Por su parte su oponente en las primarias, Toni Gaspar, recaló ayer en Segorbe durante su ronda de visitas a las agrupaciones socialistas en busca de avales. El alcalde de Faura y diputado provincial lamentó la «escasa difusión» que está dando la dirección del PSPV al reglamento de las primarias y al funcionamiento del proceso. En su opinión, esta actitud no casa precisamente con la voluntad de implicar no sólo a militantes, sino sobre todo a simpatizantes socialistas en la elección del candidato a la Generalitat. En este sentido, pidió más «pedagogía» y «transparencia».
Los dos aspirantes a encabezar la lista electoral tienen todavía diez días por delante para conseguir, al menos, 1.643 avales a su candidatura. Transcurrido ese plazo, se abrirán los censos a todas aquellas personas que quieran participar en el proceso, previo pago de una cuota simbólica de dos euros y firma de un documento de adhesión a los valores socialistas. Después habrá una semana de campaña que culminará con la votación del 9 de marzo.