Es fundamental saber quién manda
Hace años, uno de mis nietos, pequeño, tenía una obsesión: saber quién mandaba donde él estuviera. Sabía que en su casa mandaba papá y que en casa del abuelo mandaba el abuelo. Tenía problemas en la parroquia (“papá, ¿aquí manda Dios o tú?”). Ahora, hecho un chavalote de 20 años, se ríe cuando su padre le recuerda aquello.