Campanas que dejarán de ser valencianas

La caída en pleno vuelo de la campana El Jaume de la sala de campanas del Micalet el pasado día de Navidad, causó revuelo no sólo entre los asistentes, si no entre los entendidos y aficionados a las campanas.

Aunque las causas esgrimidas por Campaners de la Catedral, técnicos de la Generalitat y Arzobispado fueron la mala conservación de la madera de la campana y su sujeción al eje, algunas opiniones son contrarias y apelan a una dejadez y una negligencia en la conservación de este elemento del patrimonio valenciano.

Es el caso de Vicente Casañ, presidente de la asociación de carácter nacional Campaneros Artesanos Ibéricos, que alude a una falta de conservación de la campana y a una serie de pruebas de nuevos métodos de toques y mantenimientos de la pieza, que nada tienen que ver con los tradicionales valencianos.

Para Casañ, las causas de la caída de El Jaume, se deben a las diferentes pruebas de nuevas técnicas de volteo y mantenimiento importadas de Francia, Alemania y las comarcas del norte de Cataluña. Estas técnicas usan el llamado sistema adaptado de punto fijo, que ata el badajo a un punto concreto, por lo que su bola debe ser más grande y golpea siempre en un mismo lado llegando a romper la campana por el uso. Además, para sujetar el nuevo badajo se debe agujerear la corona de la campana, cosa que no hace bien a una pieza como El Jaume fundida en 1429.

Por estas mismas razones, Casañ, desde su asociación ha remitido una serie de recomendaciones tanto a Generalitat, Diputación como Arzobispado para implantar una ITV de campanas a los campanarios de la diócesis, con el objetivo de preservar la tradición valenciana y no caer en errores importados. Según Casañ, “sólo he recibido silencio administrativo al respecto”.

POCA INVERSIÓN EN MANTENIMENTO

Según ha declarado a Valencia News Vicente Casañ, “no ha sido suficiente la inversión de la Dirección de Patrimonio al mantenimiento de campanas”. Además, apunta que en 2004 la entonces tesorera del antiguo Gremi de Campaners de la Catedral, dimitió de su cargo ante desencuentros en este tema con Patrimonio.

De ser así, estamos ante un nuevo caso de desidia y suplantación de la cultura valenciana, en este caso campanera. El toque y el mantenimiento tradicional de nuestras campanas se basa en un toque a mano, a dos partes, es decir el badajo cae libremente en una y otra cara de la campana, por lo que hace tener una bola más pequeña y el metal sufre menos. De forma contraria, estamos adaptando elementos y formas foráneas postergando nuestra cultura una vez más, en pro de las que no vienen de otras tierras.

PERDIDA DEL PATRIMONIO Y CULTURA

Casañ asegura que esta nueva forma de mantener y tocar las campanas se viene haciendo desde hace diez años, cuando se empezó a probar esta técnica con las cinco campanas más grandes, excluyendo El Miquel que es fija, causando daños en piezas históricas. De ahí que no acepte las explicaciones dadas ante la caída de El Jaume.

Además, señala que no es cuestión de que una forma sea mejor que otra, simplemente es la continuidad de la manera de hacer de los campaneros valencianos, que hasta el momento no ha dado ningún problema a las campanas de nuestra tierra y la prueba de ello, es que siguen acostumbradas a esta forma de tocar pese al paso del tiempo.

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