El Día Mundial de …

Este lunes, 29 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Corazón y a mí me da un pálpito en el mismísimo órgano vital. Leo que las enfermedades vasculares son las más mortíferas, no en vano cada año mueren por esta causa más de 17 millones de personas en todo el mundo (datos de la Federación Mundial del Corazón) y la solución pasa por reducir los factores de riesgo , que son, entre otros, el control del peso corporal o hacer ejercicio de manera continuada y controlada.

Bajo el lema «Por un corazón feliz», durante estos días en toda la Comunidad Valenciana se están desarrollando actividades de participación ciudadana para promover y fomentar hábitos de vida cardiosaludables.

Y a mí me da por pensar sobre la necesidad de conmemorar “Días Mundiales o Internacionales de …” y, también sobre si realmente cumplen su objetivo. Como premisa, tengo que aclarar que estos días -también semanas, años y decenios- no se fijan de manera aleatoria, sino que detrás llevan una resolución de la ONU (Organización de Naciones Unidas), la institución que decreta ese poderoso calendario.

Por supuesto, las Naciones Unidas tienen totalmente claro que el propósito de estos días internacionales es sensibilizar al público acerca de temas ‘políticos, sociales, culturales, humanitarios, o relacionados con los derechos del hombre’. En principio, gran objetivo, que se debe traducir en acciones internacionales, pero mira tú por dónde, que al final se cumple y tenemos exposiciones, conferencias, manifestaciones, carreras populares etc, en todo el mundo.

Con esto, puedo asegurar que la condición humana es insólita. La pura realidad es que desde la ONU nos tienen que fijar un calendario con temas interesantes sobre los que debemos reflexionar, concienciarnos de los mismos y, no cabe duda, mejorarlos. Pues sí, lo hacen y funciona ya que al menos un día al año nos acordamos por ejemplo de las personas mayores, los sordos o la Hepatitis C -este año nos acordaremos de todos ellos el próximo 1 de octubre-.

El año 2014 la verdad es que no está siendo muy dichoso para el mundo en general, pero hemos de tener en cuenta que es el Año Internacional de la Solidaridad con el Pueblo Palestino, la Agricultura Familiar, la Cristalografía (ciencia que estudia los cristales) y de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, además del vigésimo aniversario del Año Internacional de la Familia. Sin duda, temas cuanto menos atrayentes para cavilar.

Como sinopsis a estas palabras, quiero simplemente despertar las conciencias y ensalzar la importancia que tiene este calendario de conmemoraciones que propone la ONU sobre temas que, desgraciadamente, jornada a jornada no los tenemos en la memoria, pero que son vitales para poder reparar nuestro “enfermo mundo”.

A nosotros los valencianos que nos digan qué hay que celebrar, que nos apuntamos, lo celebramos y punto. Eso sí, con toda la pompa posible y, si es en la calle, pues mejor, que nosotros adoramos los “boatos” (que diría un buen amigo mío). En serio, mantengamos ese cuidado social, al menos un día al año y no dejemos que se pierda el Día Mundial de … nada.

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