El Misteri, la gran Festa d’Elx

El Concilio de Trento, por fortuna, no acabó con todo: por eso, en Elx tenemos una representación declarada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

No sé cómo fue posible: quizá alguien que conocía a alguien amigo de alguno. El caso es que en los primeros años setenta, cuando los medios de comunicación no tenían la fuerza de divulgación que luego han tenido, me vi metido como espectador directo en una representación del Misteri d’Elx. Y no en el gran templo ilicitano, como espectador de silla, sino en lo parte oculta de la representación, conocida como la tramoya: un mundo por demás atractivo, especializado y selecto, donde la antigua teatralidad religiosa conserva toda su pureza.

Todo se desenvuelve en la terraza superior de la gran basílica, al pie de la cúpula intensamente azul. No hay mujeres. Solo niños, adolescentes y hombres adultos. Un maestro regidor, asistido de veteranos hombres de fuerza. Una “colla”, encargada de hacer subir y bajar los tronos, que se parece en todo a la marinería de un antiguo buque de vela: porque, al menos entonces, se trataba de accionar la tramoya teatral, que sube y baja hasta el suelo del templo, mediante un torno movido a mano que cobra o larga maromas tan gruesas como las de las jarcias de mar.

Desde la terraza del templo, unos mástiles afirmados con fuertes cordeles se encargan de sustentar, mediante polipastos, las maromas que hacen descender o subir el “Araceli” con los personajes bíblicos, y todo el artificio característico, en forma de “mangrana”, que lleva un ángel en su interior. Ese aparato sustentador, de apariencia indudablemente marinera, penetra en el interior de la cúpula del templo como la grúa de un viejo vapor.

Decorada la cúpula con telas azules pintadas de estrellas doradas para dar la sensación de un cielo, el espectador que se sienta veintitantos metros más abajo verá descender atónito a los personajes bíblicos, en medio de una lluvia de confeti dorado, y apenas se percatará de que todo le llega a través de lo que con toda justicia llaman en Elx “Les Portes del Cel”: una puerta abierta para comunicar el interior de la cúpula con su exterior: la unción religiosa que se vive en el suelo, donde la Virgen yace expuesta en el centro del “cadafal”, con esas terrazas de la tramoya litúrgica donde un ángel podía entretener la espera comiendo pipas, los coros celestiales se atusaban pelucas y túnicas, y los fornidos mozos de cuerda se pasaban de mano en mano botellas de gaseosa fresca.

Tesoro y teatro, antigüedad defendida y premiada. El Misteri d’Elx, por entenderlo, es la resistencia que la costumbre opuso a los dictámenes de una Iglesia que quiso ponerse al día. Pueblo fiel a una costumbre, a la anual adoración de una Virgen María que muere rodeada del amor de los apóstoles, la ciudadanía de Elx conserva, por encima de los avatares de guerras, incendios y saqueos de archivos, una serie de documentos que han permitido reconstruir la representación en su contexto original.

Así, hay un Consueta de 1625, editado en 1933 por el que fuera cronista de Elche, Pere Ibarra i Ruiz (1858-1934) del que no se tiene el original. Está escrito en valenciano, aunque tiene un salmo y algunos versos en latín. Se trata en resumen de doscientos cincuenta y nueve versos que docenas de persona saben de memoria en esta ciudad amante de sus tradiciones. Por lo general se trata de cuartetas de versos octosílabos rimados en “rima nova” con la secuencia ‘aabb’. Con todo, también se encuentran no pocos versos decasílabos reunidos en cuartetas con rima ‘abab’; y heptasílabos rimados en ‘aabb’ y ‘abab’.

Pero los especialistas, tras estudiar estas peculiaridades, siempre han convenido en que el Misteri es, sobre todo, espectacularidad bajo la cúpula y fuera sonora de una partitura coral donde las voces y arpegios se superponen de modo sobrecogedor. Es decir: estamos ante una ópera medieval en la que la letra tiene una importancia menor que la visualización del misterio que los coros y los gestos hacen sentir a los espectadores.

En el año 1639, un devoto anónimo hizo otra copia del manuscrito oficial, que fue reeditada en el año 1887. Finalmente, tras el saqueo bélico de 1706, el beneficiado Joseph Lozano y Roiz, presbítero, hizo una copia en 1709. Es la más completa, en tanto que incluye acotaciones y los textos musical y literario, y la que se considera en estos momentos como oficial. De ella se han hecho ediciones facsimilares, la última en 1986 por la Generalitat, que son tenidas como oficiales y se siguen en las representaciones contemporáneas.

El Misteri comenzó a representarse completo el lunes y el martes, 12 y 13 de agosto. Siguiendo la costumbre, ayer, 14 de agosto, se representó la “Vespra”, que es su primera parte. Hoy, día de la Asunción de la Virgen, se representa el segundo acto, llamado “Festa”, con la apoteosis asuncionista final. Entre un día y otro, entre “Vespra” y “Festa”, ha tenido lugar la “Nit de l’Albà”, una espectacular exhibición de fuegos artificiales, especialmente preparada para proyectar sobre el cielo de Elx una deslumbrante palmera que constituye el símbolo de una fiesta excepcional.

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