Extras valencianos para películas ‘made in USA’

El rodaje de la película Tomorrowland en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que esta semana colgará el cartel de ‘the end’, ha rescatado del olvido el fenómeno de los extras en nuestra ciudad. Esos vecinos anónimos que alcanzan su minuto de gloria en la gran pantalla gracias al rodaje de una producción cinematrográfica y que se llevan también un dinero ‘extra’ a casa por unas horas de trabajo.

Para encontrar un volumen similar a los 300 figurantes reclutados en nuestra ciudad en el multitudiario casting organizado por Disney hay que remontarse a los años 40, cuando 500 extras eran transportados cada día en autobuses hasta la playa de El Saler para participar en Don Quijote de la Mancha, estrenada en 1947. Entonces los sueldos eran muy inferiores a los 60 euros diarios que se embolsan los extras de la película de George Cloney por cada jornada de trabajo, pero como recuerda Llanos Fernández, una de las supervivientes de aquel rodaje, protagonizado por Sara Montiel y Rafael Rivelles, «lo que nos dieron en una semana nos sirvió para comer en mi casa un mes».

Entonces tenía 13 años y recuerda que «vimos un anuncio en el periódico y con siete hermanos lo pasábamos fatal en casa, pasábamos mucha hambre. Así que nos presentamos mi hermana y yo, mi padre y el novio de otra hermana y nos cogieron a todos». Lo mejor, añade, era «cuando estaba nublado y no rodábamos pero nos pagaban igual» y lo peor, «el calor que pasábamos con los trajes de terciopelo andando por la arena».

Aunque la situación actual no es la de la década de los 40, los casi seis millones de parados que hacen cola en el INEM en nuestro país hace que cualquier oportunidad de trabajo, aunque sea para un par de semanas, sea apetecible y celebrada. La superproducción norteamericana, que ha movilizado a un total de 500 personas, entre extras, personal técnico y actores, se calcula que tendrá un impacto económico de 4 millones de euros, ha dado trabajo a empresas valencianas de un sector que se ha quedado huérfano tras el cierre de Canal 9 y ha llenado hoteles de la capital durante varias semanas.

La Ciudad de las Artes y las Ciencias, ha aparcado por unos días las malas noticias y se ha convertido en punto de encuentro de vecinos, turistas y curiosos en general que se han acercado a diario a ver el montaje de los escenarios y las réplicas de las naves espaciales de la película de ciencia ficción que pueden contemplarse desde los espacios exteriores del complejo.
Fernández asegura que, a sus 83 años si se hubiera enterado de que se iba a rodar en Valencia la película de Clooney «me hubiera presentado, porque la ilusión la sigo teniendo, aunque no me hubieran cogido por vieja». Y es que el casting de Disney imponía una edad mínima de cuatro años y un máximo de 60 años, además de una talla 42 tope para las mujeres.

El hermetismo en torno al rodaje de la película norteamericana ha sido la tónica dominante. Todo el personal vinculado de alguna manera a la producción, desde los extras, que alegan no poder hablar cuando se les pregunta, hasta el personal del hotel de lujo donde se aloja George Clooney, ha guardado silencio para no desvelar ni el más mínimo detalle.
La claúsula de confidencialidad firmada por todos ellos ha impedido conocer los entresijos de la producción. Habrá que esperar al estreno del film dirigido por Brad Bird para conocer el resultado del paso de la factoría Disney por Valencia.
Igual de misteriosa ha resultado la estancia de George Clooney que, a diferencia de Hugh Laurie, más conocido por el doctor House, se ha limitado a ir de su habitación del Westin al set de rodaje, sin pisar las zonas comunes para evitar ser visto.

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