La tensión entre el Valencia y Bankia explota definitivamente

Nadie podía imaginar a las siete en punto de la tarde el devenir de los acontecimientos –así fue el seguimiento en vivo de VLC NEWS-. El cónclave arrancó con la normalidad que confiere un vídeo elogioso de los méritos contraídos por el actual consejo en los últimos seis meses, junto a una declaración de intenciones de Amadeo Salvo en la que hizo hincapié en las declaraciones realizadas hace 48 horas en las que insistía en que «Bankia no tiene la potestad» de vender la entidad.

Poco podía sospechar el presidente lo que iba a suceder minutos después. Lo que comenzó como un rumor acababa confirmándose instantes después de las nueve de la noche a través de un comunicado emitido por Bankia a través de la Agencia EFE, en el que la entidad indicó no haber «recibido ningún plan sostenible que haga posible la refinanciación» de las deudas contraídas y que «la alternativa más viable es la búsqueda de inversores que permitan garantizar un buen proyecto deportivo, social y económico». A botepronto, un terrible golpe en la línea de flotación de Salvo y Martínez. Con una segunda lectura, un movimiento en el tablero cargado de simbolismo tras dos semanas en las que presidentes de club y Fundación lanzaron sus particulares ‘bombas’ en dirección a la entidad presidida por Jose Ignacio Goirigolzarri.

«Nos la han ‘clavado’ bien». Esa fue la escueta reflexión de una voz autorizada dentro de la Fundación que alucinaba con lo ocurrido. La información corrió como la pólvora de la platea ocupada por los periodistas hasta los asientos en primera fila. La vibración en los teléfonos móviles era constante. Las redes sociales echaban humo, y más después de que instantes antes del arranque de la cita se hubiese conocido la intención de dimitir por parte de Aurelio Martínezel propio afectado lo confirmaría al acabar la junta-. Finalmente, fue el accionista Vicente Vallés el que subió al estrado y planteó directamente la cuestión un a Amadeo Salvo que permanecía ajeno a todo lo ocurrido.

La junta seguía su curso natural, sacudida por el ‘bombazo’, mientras en La Petxina dos de los actores principales en esta obra teatral seguían su hoja de ruta. Jose Ignacio Goirigolzarri y Alberto Fabra coincidieron en una entrega de premios y esquivaron a su manera la pregunta: el presidente de Bankia dijo que la entidad «busca una solución positiva en lo social y en lo deportivo» para el embrollo con el Valencia, mientras que el president de la Generalitat aventuraba una posible solución antes de que concluyese 2013.

Respuestas vagas a un tema que monopolizaba la conversación de los accionistas que salían del auditorio principal del Palacio de Congresos para refrescarse y degustar un tentempie -los bocadillos facilitados por un club fueron un detalle agradecido en varias ocasiones por los asistentes- para hacer más llevadera una junta que se alargaba en exceso. El turno inicial de alocuciones finalizó con palabras de los hombres más buscados. Aurelio Martínez dejó caer que «en esta vida es bueno dimitir» y arrancó los aplausos de los asistentes con una exposición cruda y directa de por qué «nunca debería haberse concedido ese crédito» a la Fundación en 2009. El aún presidente de la Fundación lamentó que el banco no les hubiese «dado plazo, que era lo único que pedíamos». Por su parte, Salvo habló por primera vez públicamente de sus intentos por rescindir el contrato de patrocinio con Joma«la penalización es de 16 millones de euros»– y volvía a mostrarse retador con Bankia.

Pasaban las diez y media de la noche y todavía no se había efectuado ni una sóla de las votaciones para los cuatro puntos del orden del día. Una vez arrancó dicho proceso, Salvo y sus compañeros de consejo aprovecharon para dejar el escenario y encerrarse durante unos minutos en una sala habilitada en las entrañas del recinto con un pequeño refrigerio, en una reunión informal en la que se habló del ‘terremoto’ acaecido minutos antes y a la que asistió también Luis Cervera -director general-, Louis Vicente Douwens -director de marketing-, Damià Vidagany -director de comunicación- y Aurelio Martínez. El economista hubo de abandonar la asamblea cuando todavía no había concluído por motivos de agenda, cuando la junta se prolongaba ya casi hasta la medianoche.

Parecía que todo el pescado estaba vendido, pero el turno de ruegos y preguntas se convirtió en uno de los mayores refuerzos morales para Amadeo Salvo y su proyecto en estos últimos seis meses. A los accionistas que tomaron la palabra les molestó, en su mayoría, el movimiento de la entidad bancaria en plena asamblea. Y practicamente todos pidieron a Salvo que «luche», que «no abandone el barco» y ofrecieron su apoyo a un consejo «que trabaja y que no ha venido a llevárselos». Las intervenciones de los accionistas Jaume Torres, Eduardo Escartí, Rafael Rocatí y Ramón Nacher ‘El Chato’ fueron las más aplaudidas.

Muy tocado en lo personal pero cargado de energía por las palabras escuchadas, Salvo aprovechó su comparecencia final para descargar su batería definitiva de ‘dardos’ a los que considera culpables de que no se haya podido encontrar una solución para la situación del club: «Este Consejo jamás se doblará ante Bankia ni ante nadie de la Generalitat. No tenemos ningún compromiso con nadie de la política ni entidad bancaria. El Valencia es mucho más potente que Bankia, tiene más historia y sentimiento que es algo que Bankia no tiene», sentenció. Eran las 01:15 horas y, tras acusar a Bankia de «deslealtad» por haberse pronunciado públicamente sobre uno de sus clientes, Amadeo Salvo Lillo daba por concluida una junta de accionistas que pasará a la historia.

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