Actitud y aptitud

Por suerte la sangre no llegó al río. La vergüenza torera se impuso y el Valencia dio la mejor de sus caras contra el Sevilla. Ya tocaba y ya les vale a los jugadores. La plantilla tuvo que poner a la afición en el disparadero días atrás para, al fin, poner lo que había que poner sobre el césped y llevarse una victoria balsámica que, de momento, aplaca el mayor de los males.

No sé qué hubiera pasado si el equipo no hubiera ganado. Probablemente, y de forma injusta, Miroslav Djukic habría pagado los platos rotos y Amadeo Salvo hubiera tenido que echarlo aunque supiera, como nos hemos dado cuenta todos, que el problema no es únicamente de banquillo. Ayer, además, también reparamos que el problema tampoco radica en la falta de capacidad: si quieren, pueden.

La lección de inteligencia futbolística que demostró la afición del Valencia el jueves pasado después del partido contra el Swansea ha sido el verdadero revulsivo para cambiar la situación. Ellos, y sólo ellos, supieron señalar a los actores que deambulaban sobre el césped como los auténticos responsables de un inicio de temporada fatídico. Pusieron el punto de mira sobre la plantilla y ésta se ha visto acorralada. Sólo así se entiende un cambio e imagen tan radical en apenas setenta y dos horas.  

Los jugadores, espoleados también por su entrenador, que ya ha dejado de hacer probaturas y ha apostado por su guardia pretoriana, han sentido el hierro. La pitada, los gritos y la espera en la avenida de Suecia explica porqué un grupo que se arrastró en Sevilla, Cornellá o en casa en la Europa League, se pueda convertir de repente en un conjunto compacto, que mete el pie, que no da balones por perdidos y que se rehace cuando el rival les empata el encuentro. Vamos, cada uno que le llame como quiera, pero si no era un problema de actitud, se parece mucho.

Aunque, ojo, no crean que todo está solucionado. Superado el problema de actitud, ahora viene la aptitud. La sangría de malos resultados se ha detenido, pero el enfermo sigue ‘malito’. Como ayer valía ganar por encima de cualquier cosa, pasaremos de soslayo por las ocasiones que falló el Sevilla y su escaso nivel. El Valencia fue mejor pero también sufrió de lo lindo. Si esos jugadores quieren terminar de convencernos a los que aún permanecemos escépticos (empezando por su entrenador), deben ser conscientes de que, además de mantener la actitud demostrada ayer, ahora hay que sumarle fútbol.

 

David Torres (@DavidCanalNou)

Periodista Radio Nou

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