El silencio de los corderos

Para no decir nada interesante, es mejor escuchar el silencio. Si se escucha con atención, el silencio estremece, asusta, impresiona, pero es mucho más didáctico. Y el silencio es algo que deberían asumir muchos que malgobiernan y que enfadan. El silencio en el fútbol también debe ocupar un lugar importante. Porque no es ético rajar cuando todo ha pasado. Porque no es justo señalar al ausente. Vienen días de eso en el valencianismo. De apuntar y disparar para salvar un maltrecho trasero. No es muy valiente.

Djukic ya forma parte de la historia del Valencia. En mayúsculas como futbolista, en minúsculas como entrenador. Pero ya es historia. Los jugadores van a utilizar todo tipo de artimañas para salir de rositas como siempre en estas historias. Que si no entrenamos, que si no nos exigían… Por favor, señores, un poquito de seriedad y de vergüenza. Los jugadores son los grandes culpables del desastre de equipo que es el Valencia. Es cierto que el entrenador poco aportó, pero les aseguro que su cuota de culpabilidad es la que es.

No creo que a jugadores que tienen el trasero pelado y la cuenta del banco muy gordita necesiten motivaciones mayores que las otorgadas por una profesionalidad y una dignidad que se les presupone.

Ahora ya no está el problema: han traído otro psiquiatra que debe poner en marcha o frenar la esquizofrenia futbolista que viven estos futbolistas. Futbolistas cuyo valor en el mercado es cada vez menor, por cierto.

Llega Pizzi para hacer un nuevo traje -sin segundas, por favor-. Un traje a la medida de un equipo que debe recuperar el alma, la fe, el fútbol… En pocas palabras la vida. Y esto es complicado. Porque el equipo está a cinco puntos de bajar y le pedimos la liga de campeones. Porque no hay dinero para fichar y porque, además, estamos creando la idea futbolística para el futuro olvidando el presente.

Mañana hay derbi y curiosamente el Levante parece el Valencia y el Valencia el Levante. ¡Tremendo! Es el primer día del nuevo Valencia, es el primer día de un futuro que se presenta complicado.

El silencio futbolístico del equipo debe convertirse en una algarabía de locura y pasión. Ahora ya no quedan caretas que tapen el sonrojo, ahora aparecen los hombres. Veremos. Feliz 2014. Y que los sueños se cumplan pero eso si sabiendo donde estamos, lo que somos y hasta donde podemos llegar.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista de NOU Radio

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