El triangulo mágico de Triana

La rumorología no es una ciencia pero contribuye a la difusión de informaciones que, en determinadas ocasiones, se convierten en la antesala de una noticia que con el transcurso del tiempo se termina confirmando.

Caparrós despejó una pregunta incómoda, en su última comparecencia pública, diciendo que todos los años los periodistas le situamos en el banquillo del Sánchez Pizjuan y que desde el 2005 sólo se ha podido sentar en el del equipo visitante dirigiendo al Deportivo de la Coruña, al Athletic de Bilbao, al Mallorca y hace tres semanas consiguiendo una victoria épica con el Levante.

Hace un par de años, el técnico de Utrera se quedó con una espinita clavada tras no ser ‘el elegido’ para dirigir al Valencia, porque Manolo Llorente apostó unilateralmente por la contratación de Mauricio Pellegrino y fue entonces cuando Serra Ferrer logró retener ‘al mister’ en la isla. A los pocos meses ambos técnicos fueron destituidos.

Caparrós se entrenaba encima y hacer de comentarista en Cuatro los lunes le sirvió para matar el gusanillo unas cuantas semanas, pero Joaquín necesitaba pisar un vestuario cada mañana para sentirse vivo y el Levante tuvo la fortuna de encontrar la coyuntura perfecta para ofrecerle un proyecto a medio plazo con la única exigencia de no perder la categoría. Tuvo que pensar que no hay mejor balcón que el del vecino para ser observado.

Sin embargo, el objetivo de Caparrós, que sólo quiso comprometerse por una temporada, es dirigir un proyecto mucho más ambicioso que el que le puede ofrecer el Levante y que le servirá para relanzar su dilatada carrera.

Yo no vivo de la rumorología, sino de la información y lo que es una evidencia contrastada es que el tercer cambió de agente en trece años como entrenador de élite responde a un movimiento estratégico para posicionarse en el mercado nacional (Sevilla o Getafe como posibles destinos) y tener la oportunidad de salir hacia otros países en los que un fondo de inversión como Doyen Sports es protagonista. Les garantizo que para rubricar una ampliación por dos o tres temporadas con el Levante no necesita representante y sólo tiene que citarse con Quico Catalán para firmar el contrato.

Estamos en febrero y es tan arriesgado como prematuro asegurar dónde entrenará Caparrós la próxima temporada. Lo que es innegable es que el actual presidente del Sevilla, Pepe Castro, es paisano, amigo personal de Joaquín y bendeciría su regreso a Nervión. Del mismo modo que Doyen Sports, además de patrocinar al Sevilla, es la empresa propietaria de un porcentaje de los derechos económicos de varios futbolistas de la plantilla hispalense y el nombre de su nuevo cliente estará sobre la mesa de Monchi, cuyo deseo sería renovar a Unai Emery en contra de la opinión general del sevillismo, que no compartiría esa decisión.

Este triangulo mágico de Triana tiene suficientes aristas como para concluir que Caparrós, que es tremendamente feliz en Valencia, no podrá resistirse a la tentación de convertirse en el inquilino del banquillo del Sánchez Pizjuán si se dan las circunstancias idóneas para su vuelta.

Lo que sería saludable para la afición granota, para no generar una peligrosa espiral de  incertidumbre y desenfocar al equipo de lo realmente importante, es que el propio protagonista explicase con absoluta naturalidad si quiere seguir en el Levante o nos invite a escuchar su respuesta a la conclusión de la Liga. Todos entenderemos lo que nos quiere transmitir y nadie le podrá reprochar nada, si en mayo decide cambiar de club. Solo habrá palabras de agradecimiento cuando el Levante asegure su presencia en Primera por quinta temporada consecutiva.

 

Jose Manuel Alemán (@AlemanSER)

Radio Valencia Cadena SER

 

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