El Valencia o el día de la marmota

Qué fácil es decir «¡Mi vida es el Valencia CF, moriría por él!». Estoy cansado, muy cansado, de la vida social de este club los últimos veinte años. Porque estas últimas dos décadas de un club que era la envidia de todo el mundo son de película… de terror, claro. Cuatro lustros en los que he conocido personajes que podrían ser figuras destacadas de esa peli. Muy destacadas.

Todo son profetas, visionarios, iluminados, que se creen sus miserias y sus historias, algunas dignas del mejor gángster. Ante la atónita mirada de una afición a la que dos ligas y una copa de la UEFA, de mucho merito, por cierto, sacaron de un letargo insufrible, y le hicieron soñar con la normalidad, vamos con un club de fútbol sin más. El Valencia es como el día de la marmota. Siempre igual, siempre con problemas. Siempre en las paginas rosas de deportes mas que en las blancas. Siempre con problemas accionariales, con inversiones inexplicables y con decisiones erróneas. Estoy harto del aval. Harto de las falsas promesas. Harto del miedo que tienen los políticos cuando sale el nombre del club. Exigiendo respeto y negociación. Que pena que para todo lo demás no tengan esa “sensibilidad-miedo”.

Al Valencia que nadie lo dude al Valencia CF le esta salvando el romanticismo. Si el Valencia fuera un equipo de balonmano, baloncesto o fútbol sala hace tiempo que no existiría. Pero claro haber quien tiene narices de echarle un pulso a una de las instituciones más importantes de la Comunidad. No he escuchado a nadie que diga que con el aval se pueden construir colegios, hospitales o … con el Valencia no vale la demagogia.

Pero este club no puede vivir toda la vida en el filo, no. Porque así no hay presente que valga ni futuro. Además es curioso que no exista ni una oferta en firme para comprar un club mucho más glamuroso que apetecible.

Entre todos han convertido un piso de lujo en una chavola. Y si alguien lo compra será a precio de chavola nunca de piso de lujo. Porque el precio del mercado lo marca el producto y este producto ni ilusiona ni enamora, ni na de na.

Eso si seguiremos escuchado frases como “ el Valencia no se vende, es un sentimiento…” Que pena a este paso no se venderá, es cierto, se regalará al mejor postor o mejor dicho al mejor impostor.

 

Carlos Egea (@cegeavivo)

Periodista NOU Radio

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