El Valencia pone fútbol y orgullo pero cae víctima de dos errores

La alineación de Estévez buscaba sorprender por las bandas, pero pronto se vio que los merengues no iban a conceder facilidades en las alas. Arbeloa le enseñó los dientes bien pronto a Piatti con impunidad ante el rostro impasible de Teixeira. En el costado contrario, Feghouli parecía más ocupado en ayudar a Joao Pereira en la marca de Cristiano Ronaldo, algo desaparecido durante el primer acto. El luso pidió penalti de Ruíz por mano, que no era. La intensidad fue alta desde el primer instante.

Durante practicamente media hora, el Valencia jugó de poder a poder ante el Real Madrid. Di María se encargó de romper la igualada con una gran acción individual por banda izquierda. Encaró a Bernat, le enseñó el lado derecho y se marchó por la izquierda. Su zapatazo seco y cruzado fue inapelable para Guaita. Un golazo ante el que poco se podía objetar.

Lo habitual en estos casos era, en los precedentes más inmediatos, que el Valencia bajara los brazos. Que se resignase a su suerte. Que los goles cayesen uno detrás de otro. Nada más lejos de la realidad: los de Estévez tiraron de orgullo para voltear la tendencia. De nuevo, el costado zurdo acabó siendo su mejor aliado. Un jugadón de Bernat desarboló a Arbeloa. Su centro, repleto de intención, fue cabeceado de forma perfecta por el ‘petiso’ Piatti. Su escasez de centímetros no fue obstáculo para que su testarazo batiese a Diego López. Locura en Mestalla.

El espíritu guerrero perdido hace años regresó al coliseo blanquinegro para imbuir a un Valencia batallador, peleón y cuyo único problema en la medular, más allá de jugadores algo desubicados, eran las absurdas pérdidas de balón que propiciaban las contras merengues. Pese a ello, la igualdad era total. Hasta que llegó el segundo del Madrid, obra de Cristiano Ronaldo. Junto a otros tres compañeros, el luso estaba en ‘offside’ clamoroso, aunque el asistente escurrió el bulto. Ningún jugador valencianista protestó, por sorprendente que parezca.

La bronca al descanso fue monumental, producto de una grada hastiada absolutamente de todo. Cuando el Valencia no transmitía espíritu de lucha, por su dejadez; y cuando lo hizo por primera vez en muchos partidos, porque el factor arbitral volvía a jugar en contra.

El paso por la caseta templó ánimos. De nuevo ambos equipos salieron a tantearse. El Madrid estaba lento, mucho más de lo habitual, quien sabe si por el trabajo defensivo del Valencia o porque simplemente no estaba teniendo una buena noche. Un remate de Benzemá fue el acercamiento más peligroso en ese tramo del partido.

Pronto el interés de Teixeira se centró en penalizar cualquier mínimo contacto, cuando en la primera mitad la barra libre fue lo habitual -Ramos y Arbeloa habían aprovechado bien la coyuntura-. Amarillas arriba y abajo mientras Nico Estévez buscaba cambiar la tendencia en ataque con la entrada de Canales. El cambio salió a la perfección cuando los astros se alinearon para crear ‘ese’ clima de las grandes noches en Mestalla. Afición, jugadores y banquillo fueron uno tras el gol de cabeza de Mathieu. El delirio era total y absoluto.

El Madrid no podía creerlo. ¿Cómo era posible que Mestalla, plaza propicia en los últimos años por la endeblez mental de su huésped, se resistiese al poderío madridista? Ancelotti rumiaba en la banda mientras sus chicos vivían algunos de los momentos de mayor agobio de toda la temporada. El Valencia iba. E iba. E iba. Sin miedo a perder, a una contra fugaz o a la enésima polémica arbitral. Era su momento.

Los cambios revolucionaron el partido hasta convertirlo en una moneda al aire. Jonas tuvo una ocasión enorme para decantar la balanza, pero se durmió. Ancelotti movió el bano y encontró recompensa. Fue por medio de un disparo seco de Jesé por banda derecha, un chut que cogió dormido a Guaita. El de Torrent se la ‘tragó’ y acabó condenando a su equipo. Con diez minutos para el final, el Madrid se pertrechó atrás y se dedicó a esperar la contra que rematase la faena.

Un cabezazo sin fuerza de Jonas fue el último arreón blanquinegro. El partido murió sin más sobresalto que un penalti de Xabi Alonso por presunta mano que la gente protestó sin motivo. Los merengues conservaron el balón y perdieron tiempo. El duelo acabó con derrota pero con orgullo. Con amargura en la boca pero con la sensación de haberlo dado todo. Una jugada brillante, un error imperdonable del árbitro y otro fallo incomprensible del portero fueron los causantes de los tres tantos del Madrid. La batalla fue igualada en todo momento. El Valencia mereció más. Mucho más.

 

Ficha técnica

Valencia CF. Guaita; Joao, Victor Ruíz, Mathieu, Bernat; Oriol Romeu, Parejo (min. 83); Feghouli, Fede (Canales 61′), Piatti (Guardado 80′); y Jonas.

Real Madrid. Diego López; Arbeloa (Carvajal 80′), Ramos, Nacho, Marcelo; Xabi, Modric, Isco (Jesé 72′); Di Maria (Illarramenti 86′), Cristiano Ronaldo y Benzema.

Goles

0-1 Di María (min. 27); 1-1 Piatti (min. 33); 1-2 Cristiano Ronaldo (min. 40); 2-2 Mathieu (min. 63); 2-3 Jesé (min. 81)

Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Piatti (min. 54), Mathieu (min. 57), Arbeloa (min. 63)

Incidencias: Partido disputado en el Estadio de Mestalla (37.000 espectadores)

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