«En fútbol, dos y dos no son cuatro… son veintidós»

La lupa que colocamos los periodistas sobre todos y cada uno de los movimientos del Valencia y el interés que despiertan entre un gran número de aficionados nos coloca en una barrera desde la que se puede observar con detalle el quehacer diario de una sociedad anónima. A pocos preocupa las gestiones que lleva cabo cualquier compañía pero son (somos) muchos los que escudriñamos, interpretamos y en muchos casos criticamos las que hace o intenta hacer el Valencia CF y lo que le cuelga. Así es el día a día del Valencia, permanentemente auditado, ni mejor ni peor que cualquier otra mercantil con una facturación similar. Simplemente… Diferente.

Quizá sea la incómoda sensación de sentirse vigilado o el saber la repercusión de cada una de sus decisiones lo que hace que el dirigente, en el fútbol, tenga un comportamiento radicalmente distinto al que tendría en su propia empresa en situaciones análogas. Y la primera gran diferencia radica en el hecho de aceptar ponerse a los mandos de un gigante con la retahila de problemas y dificultades que encierra.

Seguramente, nadie en su sano juício, aceptaría colocarse al frente de una compañía con la deuda que tiene el Valencia, con la premanente y caprichosa intromisión política que le acompaña y que, por añadidura, compromete en gran medida si balance a algo tan poco empírico como un balón de fútbol, al acierto o la ceguera de un árbitro como Hernández Hernández ayer tarde en Mestalla, a la sabidudía o torpeza de un entrenador o a las ganas de trabajar con que se levanten los futbolistas. Todo el trabajo se viene abajo si al equipo le da por hacer un partido como el de ayer.

Pero la erótica del poder, concepto más antiguo que el Mundo y más real que el propio Mundo, puede más que las dificultades. Los directivos reniegan de los periodistas pero ‘les pone’ verse en los periódicos y las televisiones, se quejan de lo expuesto del cargo pero les satisface hasta la erección que se acerque un aficionado a hacerse una foto o firmar un autógrafo.

Dirigir una empresa como el Valencia CF SAD condiciona comportamientos y engorda vanidades y es por eso que NADA tiene que ver con una actividad empresarial al uso. Salíamos el pasado martes del plató de SiilasGol tras debatir un buen rato sobre estas cuestiones cuando el bueno de Jaime Ortí encontró la frase que viene a describir la complejidad del asunto: «En fútbol 2 y 2 no son 4. Son 22»

Con todo ello, con lo bueno y con lo malo, se está encontrando Amadeo Salvo. Todas las horas de trabajo son pocas para aterrizar de una vez por todas porque, en muchas cuestiones, y no por falta de empeño, parece lo que es. Un recién llegado.

 

Nacho Cotino (@NachoCotino)

Sillas Gol

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