Este Valencia está clínicamente muerto

Dice un refrán que, una vez tocas fondo, sólo se puede mejorar. Pero el Valencia se empeña últimamente en nada contracorriente, también contra el refranero. El equipo le ha cogido el tranquillo a manejar la pala y se ha especializado en excavar y excavar en las últimas semanas, creando un agujero tan profundo, tan abismal, que amenaza en quedar enterrado en él para siempre.

De momento, el Valencia Club de Fútbol ha pasado a ser el Valencia Club, porque fútbol no se ve por ningún sitio. El once que Miroslav Djukic sacó ante el Swansea era un once, dentro de las limitaciones de algunos de sus futbolistas, lógico y aseado para gran parte de los aficionados. Futbolistas que se han mostrado su malestar por su situación deportiva, como Mathieu, Rami o Guaita, formaban de inicio. Gente con hambre de minutos, como Fede o Canales, estaban ante su gran oportunidad.

Y en una de esas, Banega perdió un balón absurdo, Rami agarró a Bony y fue expulsado. Por delante, ochenta minutos de partido.

El Valencia desapareció. Se borró. Se vino abajo. Como decíamos, cogió la pala y se enterró a si mismo. Bony anotó con una facilidad pasmosa el 0-1 para meterle ya a Mestalla el gusano de la catástrofe en vena. La Curva Nord, en su sector habitual, no era la de todas las noches. Animación rara, grada rara, sensaciones raras… y el equipo, el de siempre. El que hace diez meses se cargó a Pellegrino, el que con Valverde demostró que cuando quiere, puede; y el que se está cargando a Djukic a pasos agigantados.

El técnico serbio no sabe qué hacer. El equipo tácticamente tiene lagunas, sufre en defensa, no enlaza bien en ataque, achica el campo en lugar de ensancharlo, cambiar al más joven -Fede, que no tenía culpa de nada- cuando sufres una expulsión, pese a haber futbolistas en peor forma sobre el césped… Errores achacables al técnico, cierto. Djukic no es perfecto. Pero apuntar al serbio es lo fácil, lo cómodo y lo erróneo. Djukic no pierde balones ni es expulsado tontamente ni pierde la marca con asombrosa facilidad. En el segundo tanto, Jeremy Mathieu dejó un tremendo agujero a su espalda por el que Michu se coló para anotar el segundo.

En ese momento, ya entrada la segunda mitad, todo había saltado por los aires. La Curva Nord se había largado diez minutos del estadio como protesta por el infame partido de sus futbolistas, Djukic había intentado mover al equipo algo tras el descanso, mejorando unas décimas un nivel futbolístico de suspenso total. El Swansea, mientras, iba a su rollo. Laudrup y sus chicos se marcharon de Mestalla sin romper a sudar. Partido cómodo, pachanga dominguera de las que no pueden disfrutar a menudo en una Premier League ultracompetitiva. Hasta De Guzmán se permitió el lujo de anotar un golazo de falta en el que Vicente Guaita estaba mal colocado.

El 0-3 mató cualquier resquicio de partido que quedase sobre el verde. Mestalla empezó a vaciarse, resignada ante la evidencia como el familiar que acude a ver a un familiar muy débil de salud. El equipo de sus amores está en la UVI, en estado catatónico. Ni se atisba solución posible a su condición, remedio que devuelva al enfermo a su estado saludable. Otra noche triste para el valencianismo mientras elementos externos hacen leña del arbol caído. Tras el choque, la gente caminaba por la calle en silencio o se agolpaba en la Avenida de Suecia preguntándose en voz alta qué demonios ocurre.

¿Quién podría culparlos?

 

Ficha Técnica:

0. Valencia: Guaita, Barragán, Rami, Mathieu, Guardado; Javi Fuego, Banega, Fede Cartabia (Ricardo Costa, m.14), Canales (Bernat, m.67), Feghouli (Pabón, m.58) y Postiga.

3. Swansea: Vorm, Rangel (Davies, m.55), Chico, Jordi Amat, Tiendalli; Cañas, De Guzman, Dyer (Lamah, m.65), Pozuelo; Michu (Shelvey, m.76) y Bony.

Goles

0-1, m.14: Bony. 0-2, m.57: Michu. 0-3, m.62: De Guzman, de libre directo.

Árbitro: Serge Gummieny (BEL). Amonestó por el Valencia a Javi Fuego y Banega, y por el Swansea a Rangel. Exoulsó a Rami con roja directa en el minuto 10.

Incidencias: partido correspondiente a la primera jornada de la fase de grupos de la Liga Europa, disputado en Mestalla ante 32.000 espectadores

 

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