Otro palito en la rueda

Con el buen regusto en la boca tras los partidos ante el Barcelona y el Betis, y con la batalla del domingo próximo pendiente para pasar de una racha a comenzar a tejer una línea ascendente, al valencianismo le persigue la maldición de no poder encadenar tres días tranquilos.

Ahora que lo deportivo parece estar tomando otro color volviendo a los orígenes, vuelve a estallar lo social. Parece que el proceso de venta del club está roto. Que es ahora Bankia la que no acepta las condiciones de Valencia CF y Fundación.

Yo sigo en mis trece. Y parto de la base -lo he dicho por activa y por pasiva- de que no me fío de ninguna de las partes en el proceso porque cada una defiende sus intereses. Lo más grave y lo más duro, es que deberían -deberán- sentarse en una mesa, y mirarse a los ojos. Porque cuanto más miran por sus intereses, más acuchillan la supervivencia y el futuro del Valencia.

Si desde un primer minuto las cartas hubieran estado sobre la mesa, no estaríamos parados en tierra de nadie. Me reí mucho -y me dijeron de todo– cuando dije que no me fiaba de que Bankia manifestara que estaba «encantada» con el nuevo proceso de venta. Era como montar una fiesta y pedir música de Bruce Springsteen, y que cuando te pongan a Luis Aguilé decir que era esa la canción que te gusta. Además, si estaban encantados con ese proceso de venta, ¿por qué no lo propusieron de inicio?

Si Bankia quiere hacer y deshacer las normas a su antojo, que se quite la careta, ejecute la prenda y se quede con el club. De lo contrario, por mucho que sea el principal acreedor del club, no puede intentar no quedar como el malo, disponiendo de todas las ventajas de las acciones que no tome. Es como cuando el Madrid de Florentino dice que pagar cláusulas de rescisión no es «elegante», mientras por la espalda marean al futbolista que quieren fichar y a su representante con cifras de sueldos millonarios. Hipocresía pura.

Tres cuartas partes de lo mismo puede aplicarse a Amadeo Salvo, que parece haber reiniciado el proceso de venta a la medida de la oferta que le podría garantizar su continuidad, la de Peter Lim. Aquí todo el mundo exige al de enfrente transparencia, menos cuando debe exhibirla él. Como decía mi padre, que en paz descanse: «Justicia, pero no por mi casa».

La Fundación, tan pronto parece cercano a unos, como a otros. Según sopla el viento. Debería ser el auténtico árbitro de la venta: a ratos parece estar con Bankia y en otras ocasiones parece ir cogida de la mano con Salvo y Lim, cuando deberían reunirse con KPMG y PwC y marcarles un camino independiente.

Por último, la Generalitat. Que dijo en palabras de Pepe Císcar que actuaba en todo este proceso de «home bo». No actuó de «home bó» cuando puso presidentes de club y Fundación, y ahora debería preocuparse porque el Valencia saliera lo menos ‘tocado’ de todo este proceso. Pero claro, con librarse del aval del préstamo a la Fundación, y no desgastarse aún más, ya tienen suficiente. En lugar de «home bo», la Generalitat debería ser «l’home de pes» en todo este proceso.

Señores, esto va para todos los implicados: aprieten el culo, mírense a los ojos, quítense las caretas y trabajen. Porque de lo contrario estaremos lamentando a no mucho tardar un nuevo y lamentable episodio del «entre todos la mataron, y ella sola se murió».

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de la Taula Esportiva (NOU Radio)

 

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