Un Roman o un Al-Thani

Se debate el valencianismo estos dias entre el oscurantismo bancario y la tierra prometida por Salvo/Lim/Mendes/Dowens/etc. Y a mi me duele en el alma comprobar que, desgraciadamente, no hay más solución que vender el Valencia a quien venga a hacer negocio.

Y también me duele que esa partida se juegue en Madrid y los valencianos, que cada vez pintamos menos en ningún orden de este país, seamos el ‘Don Tancredo’ de la historia, mientras nuestro querido president de la Generalitat se dedica a hablar con un muerto a través de su cuenta de Twitter.

Probablemente, esto que van a leer a continuación quizá no es lo que quieren leer, y pasaré a ser encasillado como un antivalencianista/cabrón/antiSalvo/proLlorente o nosecuantas cosas más. Pero miren, así es como lo veo y lo siento.

Aquí, el que venga, viene por negocio. Ninguno es valencianista desde pequeñito. No se lo pido al que venga. Pero si le estamos pidiendo sensibilidad y sentimiento a Bankia -que ciertamente ha mostrado la misma que un cagarro de mamut-, que sepan que ahora que han venido mal dadas no han mostrado el más mínimo ápice. Y no lo han mostrado porque es un banco y se rige por los números. Y que cuando al futuro dueño –Lim, TPG o el Sursum Corda– le vengan mal dadas, como viene a hacer negocio pasará lo mismo: se regirá por el parámetro económico-empresarial. Y ahí, les confieso, mi pánico es infinito.

No sé qué quiere el nuevo dueño. No sé si al Valencia le va a tocar un Abramovic o un Al Thani. Aunque los buenos inversores siempre han preferido ligas donde su mecenazgo les ofrezca algún tipo de retorno en la inversión (porque si inviertes puedes llegar a competir), y no el campeonato español, predeterminado por defecto, obra y gracia de la LFP de Tebas para que esto sólo sea una pelea de dos -aunque circunstancialmente pueda colarse un tercero, siempre y cuando esté bien visto por los poderes fácticos-.

No puedo demonizar a ninguna de las tres ofertas. No las he visto más allá de lo poco que cuentan. Ni Lim es un demonio, ni un santo. Del resto, pienso lo mismo. No me gustan las trincheras, cuando el único que puede salir herido de muerte es el Valencia. Aqui nos jugamos todos mucho.

No me gusta el «arre belicista-populista» que parece haberse adueñado de Amadeo Salvo. Y para aquellos que sientan la tentación de llamarme proBankia, les diré que no me fío lo más mínimo de una entidad intervenida por Bruselas debida a su mala gestión y que entre otras lindezas colocó preferentes a jubilados o a un enfermo de Alzheimer.

No me fío ni lo más mínimo. Y es más, aunque no me guste un pelo la radicalización del ambiente, ni la manera de proceder de algunos, reconozco que «me pone» que al banco le haya salido un incómodo grano en el culo. Que sientan un poquito la presión.

Ojalá venga un Abramovic, porque la venta es irreversible. Pero el pánico que me produce es monstruoso.

PD. Por si alguien pudiera tener la tentación de llamarme ‘Llorentista’ (tras la publicación de los datos de la Due Diligence, el ex presidente está moralmente inhabilitado para ostentar ningún cargo en el Valencia), les remito a mi escrito del pasado 27 de mayo, titulado «La familia». Hay cosas que no me pillan de nuevas

 

Manolo Montalt (@ManoloMontalt)

Director de la Taula Esportiva (NOU Radio)

 

Los comentarios están cerrados.

Ir arriba