Una derrota útil

La frase la acuñó en 1997 Jorge Valdano después de que su Valencia fuese eliminado de la Copa del Rey por Las Palmas tras una derrota indecente por (0-2) en Mestalla y acompañada de una lamentable tanda de penaltis. Las gradas se inundaron de pañuelos blancos pidiendo la destitución del técnico argentino y Paco Roig, que ya se había ‘limpiado’ a Luis Aragonés, lo indultó por unas semanas esperando que la desafortunada justificación verbal a tan magno desastre se tradujese en una notable mejoría del equipo. El final de la historia, todavía más esperpéntico, ya lo conocen.

Caparrós tras la derrota ante el Real Madrid no quiso extraer una lectura positiva de lo que ocurrió en Orriols porque su dilatada experiencia le dice que lo único que vale en la Liga son los puntos que sumas y lo demás son milongas periodísticas que sirven para justificar o para contentar a la parroquia.

Sin embargo, yo creo que si hay otra interpretación del partido, más allá del puntaje o de lo que refleje la clasificación y que son los intangibles. El fútbol es tan grande, por más que alguno lo quiera convertir en un ensalada de datos, que no entiende de estadísticas y se guía por las sensaciones que se generan en un vestuario o por la conexión que se produce entre una afición y lo que sus jugadores transmiten cada jornada sobre el césped.

La utilidad de la primera derrota en el Ciutat de Valencia seguro que servirá para comprobar como al Levante no se le escaparán más puntos en los últimos minutos de los próximos partidos. El técnico utrerano, ya sabe que además de preparar la tecnificación con la cantera, tendrá que dedicar unas horas extras al entrenamiento invisible con todos los que trabajan a su alrededor en días de partido.

El sábado, Joaquín se desgañitaba y buscaba por la banda a Cristóbal Soria con su legión de recogepelotas aleccionados y a Pablo Alfaro provocando alguna tángana, pero no los encontró. Con el empate a dos en el marcador llegó a pedirle a Keylor Navas, en un gesto de desesperación, que forzase una cartulina amarilla por perdida deliberada de tiempo en el saque de meta, pero el tico ni se enteró de lo que le pedía su entrenador. Y cayó el tercero. El culo cambió de acera y el trasero de Juanfran desvió la trayectoria de un pelotazo de Cristiano.

Los intangibles del partido también nos muestran que este equipo se empieza a creer que puede competir contra cualquier rival. El espectacular arranque de la segunda mitad y esa explosión granota que ridiculizó por momentos a los galácticos, es el síntoma que no recogen los histogramas, ni queda reflejado en ningún gráfico, pero confirma que el Levante además de ser un bloque intenso, que muerde y que juega concentrado, puede y debe ser ambicioso.

Aprovechando la festividad del 9 d’Octubre en el que los valencianos proclamamos nuestras señas de identidad, yo me identificó mucho más con el Levante de la derrota ante el Real Madrid, que con el que ganó en Vallecas o en el Sadar de manera casual o fortuita.

 

Jose Manuel Alemán (@AlemanSER)

Radio Valencia Cadena Ser

Ir arriba