Una flor en el culo

Los diez puntos que ha sumado el Levante en siete jornadas son una primera conquista hacia la permanencia. Una derrota en el Camp Nou ante el mejor equipo del mundo, cuatro empates y dos victorias visitantes son suficiente bagaje para calificar con un notable alto el arranque liguero.

La regularidad es la que te acerca o te aleja de los objetivos y con la calculadora en la mano el conjunto granota supera las expectativas. Todo cambio conlleva un riesgo y desde un punto de vista aritmético no hay debate porque repite los guarismos del curso pasado.

Sin embargo, cómo el Levante es un equipo de fútbol y no es la Facultad de Ciencias Exactas me gustaría reflejar algunos datos que nos ayudarán a entender los motivos de este fantástico inicio en la competición.

Llevo más de veinte años analizando todos los partidos del Levante y les puedo prometer que jamás el colectivo arbitral nos ha dado tanto, en tan pocas jornadas. Tres penaltis a favor, cuatro rivales expulsados y jugar tres partidos con superioridad numérica durante más de media hora, no lo han visto ni los más ancianos del Cabanyal. Será el efecto Caparrós o la pillería del capitán, pero ojala nadie desde Madrid voltee la tortilla.

Me encantaría hablar de una mejoría en la circulación de la pelota y una mayor posesión, que es el mensaje que lanzó ‘el mister’ cuando llegó a Orriols. Yo sigo viendo a Loukas Vyntra y a sus gladiadores despejando balones a dentelladas. De hecho, todavía no se cual es la pareja de Diop porque han jugado indistintamente El Adoua, Sergio y Simao Mate. Alguien lo interpretará como una buena gestión de vestuario y del reparto de minutos, a mi me parece que todavía no ha dado con la tecla.

Sería muy gratificante escribir sobre la identidad del equipo, pero no tengo muy claro si este Levante juega al contragolpe, quiere manejar los partidos, si elige abrir el campo con extremos como Xumetra y Pedro Ríos o decide jugar por dentro con Rubén y El Zhar. El niño se mueve más que los precios, es el comodín de la suerte y acaba sorteando contrarios desde las tres posiciones del frente de ataque. La única estrategia es que es muy bueno.

Y en el transcurso de la búsqueda de una identidad y de un once reconocible, ha emergido la figura de Keylor Navas, que con sus paradas se ha convertido en el héroe del equipo y les ha permitido llegar con vida hasta el final de cada encuentro.

Sí, ya se que el guardameta también juega y desde el fichaje de Luis LLopis (entrenador de porteros) el tico ha crecido una barbaridad, pero no me negarán en un acto de sinceridad, que la perspectiva sería muy distinta si el arquero no hubiese sacado manos imposibles en Vallecas, Almería y Pamplona. El Levante acariciaría la zona de descenso y su fútbol habría sido exactamente el mismo. Y ahora a hurgar en la herida abierta del Real Madrid y a desquiciar a Pepe. Que siga la plantación floral.

 

Jose Manuel Alemán (@AlemanSER)

Radio Valencia Cadena Ser

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